La perspectiva de un crecimiento constante de la economía estadounidense llevó a la Reserva Federal (banca central) a elevar en un cuarto de punto, tal como se preveía, su tasa de interés directriz. La nueva tasa de corto plazo quedó en 3,75 por ciento. Fue el undécimo ajuste desde que en junio de 2004 la FED decidió que debía asumir una actitud activa para controlar eventuales riesgos inflacionarios.
La medida fue poco oportuna para los planes de Roberto Lavagna, quien hoy saldrá al mercado con la colocación de Boden 2015 y seguramente deberá asumir intereses más altos de los que hubiera pagado si la Reserva Federal no tocaba su tasa.
Por primera vez desde que se inició el ciclo alcista, la decisión de ese organismo no fue unánime, ya que uno de los gobernadores, Mark Olson, votó a favor de mantener la tasa sin cambios. Entre los analistas hay un debate sobre cuál será la actitud de la FED de acá a fin de año. Algunos consideran que hará una pausa en su política de subas graduales hasta que Estados Unidos absorba plenamente el impacto del huracán Katrina. Otros, en cambio, aseguran que la continuidad de un firme crecimiento económico llevará a la Reserva Federal a producir nuevos ajustes, hasta que la tasa quede en 4 o 4,25 por ciento.