El ministro de Economía brasileño, Pedro Malan, y el titular del Banco Central, Arminio Fraga, salieron ayer a tranquilizar a los mercados, después de una semana en la que el real se derrumbó a su nivel más bajo en 7 meses y el riesgo país llegó a los 1200 puntos. Malan dijo que, a mediados de junio, el Fondo Monetario pondrá a disposición de Brasil unos 10.000 millones de dólares. A su vez, Fraga prometió, ante un grupo de inversores, que el Banco Central continuará con su política ortodoxa, más allá de los cambios políticos que pudieran ocurrir en el país.
El liderazgo en las encuestas del líder del PT, Luiz Inacio Lula da Silva, tiene inquietos a los inversores extranjeros y a los bancos de inversión, que en las últimas semanas vienen motorizando una masiva fuga de capitales de Brasil. Así, el riesgo país superó la barrera de los 1000 puntos –ayer cerró en 1182– y el real tocó su nivel más bajo desde noviembre del año pasado.
Con la intención de calmar las aguas, el ministro de Hacienda Pedro Malan aseguró que a mediados de este mes el país contará con asistencia financiera adicional por parte del FMI. Se trata de 10.000 millones de dólares, que serían desembolsados junto con la tercera revisión del acuerdo por el que el Fondo otorgó 15.000 millones en septiembre de 2001. Como Brasil no utilizó 4600 millones a los que tenía derecho en la segunda revisión del acuerdo, en marzo último, ahora pasará a disponer de aquella suma, según el ministro.
Por su parte, Arminio Fraga, en una teleconferencia para inversores de Wall Street organizada por Goldman Sachs, prometió que no habrá cambios en la política ortodoxa que lleva adelante desde el Banco Central. En un editorial publicado en el diario Folha de S. Paulo, en tanto, Fraga escribió que “la salida de la crisis va a depender de la respuesta madura y prudente de este gobierno hasta final de año”. Pero además, pidió “las señales que tengan igualdad de madurez y prudencia de quienes hoy son candidatos para asumir la futura responsabilidad de nuestro país”.
Lula lleva una amplia ventaja en las encuestas de cara a los comicios presidenciales de octubre próximo. Y si bien el ex líder sindical ha moderado su plataforma económica a los ojos de los “mercados”, los bancos de inversión extranjeros siguen disparándole munición gruesa. En el fondo, sin embargo, las dudas surgen por los elevados vencimiento de la deuda que tendrá que afrontar en los próximos meses el país, con una economía que se encuentra cerca del estancamiento. Entre julio y diciembre vencen unos 26.400 millones de dólares de la deuda pública. Y, una vez electo el nuevo gobierno, en el primer trimestre del año próximo, deberá afrontar vencimientos por 11.400 millones.