Los empresarios del autotransporte resolvieron levantar ayer el lockout del servicio nocturno, luego de que el Gobierno les garantizara el pago rápido de un subsidio a través del Banco de la Nación Argentina, incluyendo el compromiso no escrito de esta entidad de no retenerle fondos a cuenta de las obligaciones que las mismas empresas tengan en mora con el BNA. Las petroleras hicieron su propio aporte para que se levante la veda del servicio nocturno en las ciudades, reiterando su promesa de abastecer gasoil en cantidad suficiente y a precio diferencial. A cambio lo obtuvieron todo, empezando por la eliminación de las retenciones a sus exportaciones y la delicia de mantener la “libre disponibilidad” del setenta por ciento de las divisas que obtengan por ellas. También consiguieron el consentimiento oficial expreso para seguir aumentando el precio de los combustibles –en proporciones que oscilarían entre el 30 y el 60 por ciento, según el carburante– comenzando esta misma semana con una suba del gasoil “presuntamente barato” para camiones y colectivos.
Cuarenta y ocho horas después de que la Federación Argentina de Transporte Automotor (Fatap) suspendiera los viajes urbanos entre las 23 y las 4 horas, el gremio patronal que comanda Héctor Tilve decidió normalizar la prestación, considerando que las garantías que le ofrecieron la Secretaría de Transporte y la Jefatura de Gabinete para cobrar desde la próxima semana una subvención eran sólidas.
Los dos acuerdos hechos públicos ayer, con autotransportistas y refinadoras, parecen coronar meses de trabajosas negociaciones para evitar una intolerable suba tarifaria y, al mismo tiempo, esquivar las medidas de fuerza empresarias, que comenzaban con la supresión de servicios o frecuencias y amagaban culminar con la expulsión de miles de choferes. Las empresas presionaron con un argumento veraz: la cantidad de pasajeros cae mientras que sus costos, fuertemente dolarizados, no dejan de subir.
Para evitar los dramas políticamente intolerables de un aumento de boleto o despidos en masa, el Gobierno decidió otorgarle a los colectiveros un subsidio que sólo podrán cobrar quienes operen en blanco, es decir, con las unidades debidamente registradas y cumplan con sus obligaciones laborales, incluido el pago de las prestaciones a la Seguridad Social. Los recursos provendrán de un fondo fiduciario creado por el gobierno anterior, que la gestión duhaldista reforzó transformando la tasa de 5 centavos sobre cada litro de gasoil consumido en un gravamen fijo (alrededor del 18 por ciento sobre el precio).
Por esta vía, el Gobierno tendría anualmente alrededor de 400 millones de pesos anuales para prorratear entre las empresas, en función de la cantidad de pasajeros que cada una de ellas transporte. Guillermo López del Punta y Alfredo Atanasof arrancaron ayer a los funcionarios del Banco Nación, Horacio Pericoli y Rodolfo Gabrielli, el compromiso de liquidar en no más de cinco días el dinero de la subvención y no poner obstáculos para ello, aún en el caso de que el colectivero estuviera en mora con la entidad. Los contactos con el nuevo gabinete de la provincia de Buenos Aires, a su vez, permitió asegurar que tampoco habría problemas en esta jurisdicción.
Finalmente, a media tarde, el gobierno también pudo ofrecer un flamante acuerdo con Repsol, Esso, Shell y Pecom, por el cual éstas se comprometen nuevamente a terminar con el desabastecimiento de gasoil. Para esto, ya se les permite importar sin ningún impuesto, primer costo fiscal del pacto con las petroleras. El decisivo documento de ayer tiene otros puntos que, uno más que otro, llenan de gozo a aquellas empresas:
- “Los precios internos del gasoil y de las naftas no superarán los del Mercosur”, lo que significa que existe un margen para seguir aumentando: casi el 30 por ciento para el gasoil (29 centavos de dólar en Argentina vs. 39 en Brasil) y el 60 por ciento para las naftas (41 contra 66 en la súper, respectivamente). * “Para el transporte de cargas y pasajeros está vigente el convenio que asegura un precio diferencial del gasoil.” Actualmente éste es de 75 centavos el litro. Pero fuentes oficiales aseguraron a Página/12 que en los próximos días ese valor será aumentado, presumiblemente a no más de 82 centavos.
- “Concretadas estas medidas, el PEN eliminará las restricciones a las exportaciones de hidrocarburos, las retenciones a las exportaciones de nafta y gas licuado y revisará las correspondientes al gasoil.”
De hacerlo, Eduardo Duhalde desandaría algunos de sus pasos más audaces. Uno, el de controlar que las refinadoras no venden afuera el combustible que se está demandando en el mercado interno. Otro, el de permitir que el Tesoro capture parte de la renta exportadora que la devaluación multiplicó generosamente.