Vie 14.07.2006

ECONOMíA  › EL BARRIL DE PETROLEO SUPERO LA BARRERA DE LOS 76 DOLARES

Temblor que por ahora no hace daño

Pese a las turbulencias en los mercados financieros del mundo, el dólar se mantuvo en 3,10 y el Central compró 68 millones.

La escalada de violencia en Medio Oriente, tras los ataques de Israel al Líbano, provocó ayer un nuevo repunte del precio del petróleo (el WTI superó los 76 dólares el barril) y un derrumbe generalizado de las bolsas en el mundo. En Wall Street, el índice Dow Jones retrocedió 1,52 por ciento y la Bolsa de Buenos Aires no fue la excepción: cayó 3,37 por ciento. Sin embargo, en medio del éxodo de dólares financieros de los llamados países emergentes para refugiarse en activos más seguros de los países desarrollados –como los bonos del Tesoro norteamericano– en la Argentina no pareciera sentirse ningún cimbronazo cambiario. El dólar se mantuvo en 3,10 y el Banco Central volvió a comprar 68 millones de dólares, con lo cual las reservas suman ya 26.086 millones. Es una señal de fortaleza que no hace más que confirmar que el superávit comercial es tan grande que, por ahora, más que compensa cualquier minicorrida de capitales.

A principios de semana, Kirchner fue casi premonitorio. Habló de las turbulencias financieras a nivel internacional –debido a la suba de tasas en Estados Unidos– y de la solidez con que enfrentaba la economía argentina, a diferencia de los tiempos de la convertibilidad, los sobresaltos. Ayer fue uno de esos días de temblores en las finanzas mundiales. El conflicto entre Israel y el Líbano, sumado a la tensión de Washington con Irán y la inestabilidad política en Nigeria, volvieron a impulsar los precios del crudo. Durante la jornada, el precio del barril de crudo intermedio de Texas, el de referencia en EE.UU. y en Argentina, llegó hasta los 76,85 dólares y cerró en los 76,7 dólares, con una alza del 2,3 por ciento respecto del cierre del miércoles.

Paralelamente, los inversores se desprendieron de las inversiones financieras más riesgosas, como las acciones. En Nueva York el Dow Jones se hundió 1,52 por ciento, un nivel inusitado en el primer mercado del mundo, y el Nasdaq –de acciones de las empresas tecnológicas– le siguió con un descenso del 1,73 por ciento. En la región el panorama se completó con una caída del 2,42 en el Bovespa de San Pablo y del 3,57 por ciento en México. Más temprano, las bolsas europeas ya habían sufrido fuertes pérdidas. En Francfort los indicadores de precios quedaron 1,96 por ciento abajo, en París perdieron 1,81 y la Bolsa de Londres cayó 1,63 por ciento. Ante este panorama, el índice Merval de la Bolsa porteña no pudo quedar al margen del clima externo.

Como ocurrió en el resto de los mercados “emergentes” de la región, la salida de capitales afectó a casi todos los papeles: en el selecto grupo de las doce empresas líderes –todas quedaron con signos negativos– las bajas fueron encabezadas por Tenaris, 5,01 por ciento; Grupo Financiero Galicia, 4,32; Banco Francés, 3,37; Comercial del Plata, 3,07; Acindar, 3,05 y Siderar, que perdió 2,53 por ciento. La huida también se sintió en los bonos de la deuda.

La fuga de los capitales financieros es por partida doble. Por un lado, se deshacen de acciones para refugiarse en Bonos del Tesoro norteamericano o en tradicionales reservas de valor, como el oro: ayer la cotización del metal en Nueva York subió 0,8 por ciento. Por el otro, huyen de casi todos los activos financieros en países emergentes, entre los que se cuentan Argentina y Brasil.

Según los expertos, los inversores continuarán actuando con prudencia a la espera de contar con señales más claras sobre el rumbo de los mercados y el impacto de las tensiones geopolíticas. Para Francisco Uriburu, de SBA Valores, “con tanto frente de guerra abierto en el mundo, mucho más no se puede pedir en materia de mercados de inversión”. “Los cada vez más graves enfrentamientos en Medio Oriente y una situación caótica en Nigeria con ataques a refinerías llevó el precio del petróleo a superar los 76 dólares, influenciando a todos los mercados del mundo”, describió el analista Jorge Fernández Taboada. Ayer, nadie hablaba de pronósticos, pero no parecería descabellada la posibilidad de que el crudo siguiera la rutaascendente. Incluso hay quienes insisten con la idea de un barril a 100 dólares en un futuro no muy lejano.

De continuar esa tendencia, entonces las consecuencias podrían sentirse sobre la economía real. Un petróleo aún más caro se traduciría en una desaceleración del crecimiento en los países desarrollados, junto con presiones inflacionarias. En ese caso, además de agravarse la salida de capitales de países como Argentina, disminuiría la demanda por exportaciones de productos argentinos.

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