La ministra de Economía refutó anoche apreciaciones de su antecesor en el cargo, Roberto Lavagna, y marcó las contradicciones entre lo que ahora opina, en campaña, y su postura en los mismos temas cuando estaba a cargo del Palacio de Hacienda. “Nuevamente sorprenden algunas declaraciones del ex ministro Lavagna, con quien he compartido el trabajo durante su paso por esta cartera”, dijo Felisa Miceli al término del acto de relanzamiento del programa “Mi PC”. Durante un seminario en España, Lavagna se había pronunciado contra el proyectado Gasoducto del Sur, del que Venezuela es principal impulsor. El ex ministro y ahora precandidato sostuvo que la integración energética de la región debiera concretarse “sin fantasías”, al tiempo que marcó la presunta inconveniencia de emitir un bono en conjunto con ese país.

“El estaba de acuerdo con la construcción del Gasoducto del Sur y no manifestó ninguna oposición cuando, durante su gestión, se firmaron los primeros protocolos de este proyecto”, precisó Miceli. “Me extrañan sus declaraciones: lo que para él es una fantasía, para este gobierno es un proyecto estratégico”, enfatizó.

En la ciudad de Santander, en un seminario organizado por la Universidad Menéndez y Pelayo y el Banco Santander, de la familia Botín, Lavagna expresó sus reservas respecto del título de deuda a emitir en forma asociada entre Argentina y Venezuela. “No creo que le convenga a la Argentina que se la confunda, ni en el plano financiero ni en el político, con Venezuela”, señaló para beneplácito de su audiencia.

La semana pasada, Miceli fue recibida con un trato particularmente cálido en Venezuela cuando participó en el encuentro bilateral y en la ceremonia de adhesión de ese país al Mercosur. Chávez se refirió a ella en su discurso como “la amiga Felisa”. Dicha consideración fue un reconocimiento a una anterior intervención suya en defensa de la alianza de Argentina con Venezuela, en respuesta a críticas de Lavagna. Anoche Miceli volvió sobre el punto, ya convertido en un emblema de la distancia entre la ministra y su antecesor, cada vez más preocupado por captar apoyos “por derecha”.