El “cupón atado al PBI” subió desde junio casi un 50%. Los analistas discuten ahora si semejante pago no podría haberse ahorrado.
› Por Maximiliano Montenegro
Casi ningún inversor financiero cree que el Estado argentino vaya a caer en cesación de pagos por los próximos dos o tres años. Esa certeza, sumada a niveles de rentabilidad que en el Primer Mundo no se consiguen, son los motivos que explican la avalancha de dólares que ingresan al mercado local para comprar títulos públicos. Sin embargo, pese a que el Gobierno puede garantizar el pago a los acreedores sin sobresaltos, la deuda pública sigue teniendo un peso desmesurado en el Presupuesto, con cifras que empequeñecen los recursos destinados a educación o a planes sociales.
El Presupuesto 2007 contempla 13.875 millones de pesos para el pago de intereses de la deuda. Para tener una idea, ese dinero equivale a 3 veces los fondos de todas las universidades nacionales o 9 veces el Fondo de Incentivo Docente. Medido con otra vara: son 3,5 veces los recursos destinados el año próximo a todos los planes sociales financiados desde la Nación (incluidos los dos principales, el Plan Jefas y Jefes de Hogar del Ministerio de Trabajo y el Plan Familias de Desarrollo Social).
El bono estrella de los último tiempos es el llamado “cupón atado al PBI”, cuya cotización desde junio subió casi un 50 por ciento. En el último mes y medio escaló alrededor del 30 por ciento. El especulador financiero que compró hace un mes y vendió esta semana embolsó una ganancia en dólares que un inversor conservador en el Primer Mundo lograría en 3 o 4 años.
Dicho papel fue incluido en el canje de deuda realizado por Kirchner–Lavagna como un “endulzante”, un “premio” para los inversores que apostaran al crecimiento de la Argentina. La idea era que a los acreedores que aceptaran el canje se les pagaría un “plus” si el Producto Bruto crecía más de un cierto piso. Se decía que era una forma de que acompañaran con su bolsillo el éxito en la economía real. Pero dado el poco valor que el mercado le otorgaba a ese premio al momento de su emisión, hay quienes creen que el nivel de adhesión al canje (76 por ciento) no hubiera variado sustancialmente si no se hubiese incluido en la ingeniería financiera de la operación.
El “cupón” era el “endulzante” del Par, Cuasi Par y Discount, los nuevos títulos emitidos en el canje. Desde este año empezó a cotizar por separado. Paga a año vencido, en diciembre, el 5 por ciento de la diferencia entre el crecimiento real de la economía y lo estipulado por el Gobierno como escenario base del bono. En diciembre próximo se pagará sobre el crecimiento de 2005: 9,2 por ciento real contra un 4,3 por ciento del escenario base. Son unos 514 millones de dólares (1550 millones de pesos) que el Estado pagará a los acreedores como premio. En diciembre de 2007 se abonará sobre el crecimiento de este año alrededor de 8,3 por ciento contra un escenario base de 3,5 por ciento. Serán unos 1000 millones de dólares (3100 millones de pesos). Esto equivale a 2 veces el Fondo de Incentivo Docente del año próximo.
Si la economía creciera el año próximo el 7 por ciento, entonces en diciembre de 2008 habría que cancelar 1450 millones de dólares. Mientras la economía se expanda a tasas superiores al 5 ciento, el monto a pagar aumenta de manera exponencial.
El gran interrogante hoy entre los analistas es si se está pagando algo que el Estado se podría haber ahorrado. Un verdadero “regalo” para los acreedores.
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