La reforma del sistema previsional cambiará el negocio de las AFJP. La iniciativa las obligará a modificar su estrategia de inversión ya que deberán destinar entre 5 y 20 por ciento de sus activos a proyectos productivos. En la actualidad, una ínfima parte de los fondos que administran están colocados en la economía real. Los datos oficiales son elocuentes: de los 90.744 millones de pesos que tienen en sus carteras, tan sólo 1206,2 millones –el 1,3 por ciento del total– se encuentra invertido en iniciativas inmobiliarias, agrícolas, energéticas o en las economías regionales. El problema es más grave: de este monto, la AFJP estatal (Nación) concentra 967,9 millones de pesos. Es decir, el resto del sistema se reparte apenas 238,3 millones, el 0,26 por ciento del total administrado.

De acuerdo con los datos de la Superintendencia de AFJP al último 15 de enero, las administradoras estarían obligadas a incrementar, por lo menos, en 3331 millones de pesos sus inversiones en proyectos productivos para cumplir con la exigencia del piso del 5 por ciento de sus fondos en ese rubro. Como se explicitó más arriba, la AFJP Nación lleva cómodamente la delantera ya que un decreto de 1994 la obliga a destinar un mínimo del 20 por ciento de su cartera a las economías regionales.

La reglamentación de la ley de la reforma al sistema jubilatorio será clave para saber la forma en que las AFJP tendrán que adaptarse a las nuevas reglas. El cronograma les dará un plazo máximo de cinco años. Aún se desconocen las iniciativas o los sectores de la economía real que se privilegiarán. A valores de hoy están en juego nada menos que entre 4537 y 18.149 millones de pesos, equivalentes al 5 y el 20 por ciento, respectivamente, de lo que tienen las administradoras.

El sistema privado de jubilaciones está jugando un partido distinto al que ahora prefiere el Gobierno. El principal rubro donde tienen sus inversiones las AFJP es el de los bonos de la deuda. Allí tienen depositados nada menos que 48.050 millones de pesos, el 53,6 por ciento del total.

El segundo puesto del ranking de inversiones está ocupado por los activos financieros extranjeros. Suman un total de 11.774 millones de pesos, el 13 por ciento del total. Esta situación deja al desnudo la lógica del sistema de jubilación privado, donde las empresas priorizan optimizar su rentabilidad antes que mostrar una racionalidad en sus inversiones. El argumento de los gerentes financieros es que ésta es la mejor manera de privilegiar el haber de los futuros jubilados. Pero no deja de ser sorprendente que la suerte de los afiliados esté atada al humor de los mercados financieros internacionales y de la trayectoria de otras economías.

Esta estrategia implica que empresas asiáticas, europeas, brasileñas o estadounidenses reciban el financiamiento que tal vez les falte a las argentinas. Compañías como Avon, Nokia, Motorola, Philips, Boeing, British Petroleum, Colgate Palmolive, Walt Disney, Coca Cola y Pepsi figuran en el listado de las preferencias de las AFJP. Los fondos de inversión de bonos de deuda brasileños también se encuentran incluidos en el menú.

Un par de meses atrás, Página/12 reveló que el Banco Central tenía bajo la lupa a las AFJP que sacaban billetes verdes del país para invertir en el extranjero. Desde que Martín Redrado advirtió a las compañías se notó una leve desaceleración en ese tipo de inversiones, pero está a la vista que las administradoras siguen prefiriendo apostar por los papeles externos antes que por los proyectos locales.

En las empresas aducen que en el mercado interno escasean las oportunidades. Que, con la excepción de los nichos hipotecario y energético, faltan proyectos privados para invertir. Y afirman que en las empresas se resisten a encarar proyectos de largo plazo.

Desde el Ejecutivo sostienen dos cosas. Una, que las AFJP debe ser importantes para financiar la obra pública. Hasta ahora esa intención había quedado en las palabras, pero el proyecto que acaba de llegar al Senado indicaría que esta vez existe una clara voluntad política de torcer la situación. En segundo lugar, desde los despachos oficiales creen que hay un pelotón de pequeñas y medianas empresas del interior del país, por lo general industrias, que necesitan líneas para financiar exportaciones. En ese sentido, se está pensando en el armado de fideicomisos financieros que lleguen a las compañías que pueden vender al exterior. Lo más difícil, aceptan los funcionarios, es quebrar la inercia de las AFJP, que se sienten muy cómodas bajo el esquema actual.

Los escasos fondos que están invertidos en la economía real se encuentran en el rubro inmobiliario (129,5 millones de pesos), en fondos agrícolas (39,2 millones) y en la ampliación de gasoductos (69,6 millones). En este último emprendimiento fue casi diez veces superior la intervención de fondos de inversión extranjeros, otro dato que demuestra la modorra de las AFJP, que prefieren elegir las opciones financieras tradicionales y encima ahora menos riesgosas que en otras épocas.

Con respecto a los otros rubros donde invierten las AFJP se destacan las acciones de empresas argentinas (10.930 millones de pesos, el 12,05 por ciento del total); los fondos comunes de inversión donde conviven desde títulos de la deuda en pesos y en dólares hasta depósitos de corto plazo (7910,2 millones, el 8,7 por ciento del total) y los plazos fijos bancarios (1876,1 millones, el 2,1 por ciento). Las AFJP también se subieron al boom consumista: tienen 537 millones en fideicomisos lanzados por las cadenas comerciales y tarjetas de crédito.