ECONOMíA › OPINION
› Por Maximiliano Montenegro
La agenda de Néstor Kirchner está repleta de inauguraciones de obras públicas, en algunos casos dos o tres por día, hasta las elecciones. El Presidente defendió esta semana la inversión pública y descalificó a los que lo critican con el argumento de que realizar tantas obras es aumentar el gasto público con fines electorales. Tiene razón. Cualquiera sea la causa que motorice las obras, siempre son bienvenidas en un país con un déficit habitacional y de infraestructura básica descomunal.
Según el último informe de la Asociación de Presupuesto Público, en el primer bimestre del año el Ministerio de Planificación Federal ejecutó gastos por casi 2000 millones de pesos, 75 por ciento más (856 millones más) que en igual período del año pasado. Buena parte de ese incremento se explica por un salto en las inversiones en caminos y viviendas populares. Por ejemplo, entre enero y febrero, Vialidad Nacional ejecutó obras por 687 millones, un 198 por ciento más que en igual período del año anterior. Sin embargo, dentro de Planificación también hay un salto en otras erogaciones que trastocan las prioridades de cualquier Estado. Por caso:
u En los primeros dos meses del año, los empresarios de colectivos recibieron subsidios por 107 millones de pesos. Es un monto equivalente a los 104 millones que el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria repartió en todo el país.
u La Compañía Administradora del Mercado Eléctrico Mayorista fue asistida con 146 millones de pesos destinados a subsidiar el abastecimiento de las centrales térmicas eléctrica. Algo más que los 142 millones que insumió en el mismo período el Programa Familias de la Inclusión Social, que pronto será el principal plan social del Gobierno, ya que a él se están incorporando los beneficiarios del Jefes de Hogar.
u Las empresas Metrovías, Trenes de Buenos Aires, Ferrovías y Belgrano Cargas recibieron subsidios por 42,5 millones de pesos. Una cifra muy superior a los 25,6 millones que se transfirió al Hospital Posadas y a los 7,9 millones de pesos que distribuyó en todo el país el Ministerio de Educación en “becas de inclusión educativa”.
Con semejantes subsidios a trenes, colectivos y empresas eléctricas son imprescindibles auditorías que garanticen que dichos fondos van a mantener tarifas en lugar de engordar ganancias privadas. Pero, además, ojalá que el dilema en la asignación del Presupuesto no sea en el futuro subsidios a empresarios versus planes sociales, salud y educación.
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