La tensión entre el gobierno bonaerense y la Secretaría de Comercio Interior en torno del manejo del Mercado Central –concentrador mayorista de frutas y verduras– volvió a quedar de manifiesto ayer cuando el mandatario provincial, Felipe Solá, anunció que Buenos Aires dejará vacante su representación en el Directorio. “Esa representación quedará vacía, hasta que no haya modificaciones en la línea que está implementando y con la que no estamos de acuerdo”, dijo Solá en referencia a Guillermo Moreno, secretario de Comercio Interior, quien tiene bajo su órbita el control del Mercado.

Ricardo Angelucci, último representante de la provincia en el Directorio del Mercado Central, renunció semanas atrás luego de recibir una fuerte paliza en su propio despacho, a manos de una patota de siete integrantes que actuaron con total impunidad y libertad de movimientos. Incluso la denuncia posterior realizada por Angelucci no fue siquiera considerada por el presidente del Mercado Central, Fabián Dragone, un “pingüino” de origen pero que, en la práctica, responde a las directivas de Moreno.

En un lapidario informe sobre la gestión de Dragone –que el año pasado mudó su dependencia funcional desde la Secretaría General de la Presidencia a la de Comercio Interior–, Angelucci le habría imputado al actual conductor haber abandonado la política de desplazamiento de las patotas del mercado y el combate a las prácticas comerciales espurias y de control monopólico de precios y cantidades. Este informe, que no se hizo público, fue recibido por Solá pocas semanas atrás, y habría sido girado inmediatamente –acompañando una nota propia de puño y letra en la que se solicitan medidas urgentes– al presidente de la Nación, a la senadora Cristina Fernández de Kirchner, a la ministra Felisa Miceli y al titular de la Cámara baja, Alberto Balestrini.

Tras las primeras declaraciones sobre el tema de Solá, en las que calificara la actitud de Moreno en el Mercado de “autoritaria y de intervención”, habría recibido el pedido del presidente Kirchner de no volver a criticar en público al secretario de Comercio Interior. Pero el gobernador se mantuvo en silencio sólo por diez días, y ayer volvió a la palestra ante la ausencia de medidas o respuestas. Anunció que ya había formalizado la decisión de no participar del Directorio del Mercado Central hasta que no se cambie “de manera absoluta” la línea de intervención de la Secretaría de Comercio. Y tras cuestionar la actitud de Guillermo Moreno, ironizó diciendo: “No creo que este señor se haya alterado mucho porque la provincia no designe su representante. A lo mejor es lo que deseaba”.

Quien seguramente no deseaba esta actitud es el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, al que en el gobierno tripartito del Mercado, con presidencia rotativa, le toca el próximo turno para ocupar la titularidad. Pero habría amenazado con no hacerlo en la actual situación.

El afán por tener bajo control el precio mayorista de frutas y verduras convirtió al Mercado Central en un espacio de disputa política para Moreno. Y de conflicto con los operadores y con sus dos socios en el Directorio: Capital Federal y Provincia. Ahora, el gobierno bonaerense se decidió a patear el tablero y difícilmente se pueda evitar que algunas piezas, finalmente, rueden por el piso.