Pocas horas después de la firma del acuerdo por la carne ya hay polémica por el precio en las góndolas y en las carnicerías. Los comerciantes advirtieron que, en principio, parece muy difícil que se cumpla con los valores de los cortes populares acordados el año pasado, tal como pretende el Gobierno. Los ruralistas y los frigoríficos también salieron a enfriar la expectativa oficial. “Vamos a esperar hasta comienzos de la semana. Parece complicado que bajen los precios”, subrayó Alberto Williams, representante de los carniceros, a este diario.

El convenio fue respaldado por distintos sectores de la cadena. Página/12 se comunicó con productores, frigoríficos y carnicerías. Todos apoyaron el acuerdo, que blanqueó los últimos aumentos que se habían dado en el mercado. Ahora, la cuestión es saber si el pacto servirá para que el kilo de asado de novillo vuelva a los 6,50 pesos y el del vacío a 7,80 en los mostradores.

Williams, en representación de los carniceros, lo condicionó a que los mayoristas bajen sus precios. “Si no, no podremos respetar los valores de los cortes populares”, dijo. Según el dirigente, las carnicerías están recibiendo la media res a entre 6,70 y 7,20 pesos. Los comerciantes que se abastecen directamente de los frigoríficos consiguen a 6,10 pesos más IVA (del 10,5 por ciento). A estos valores, el kilo de asado de novillo cuesta entre 7,50 y 8,50 pesos y el de ternera entre 9,80 y 11 pesos. Son precios que están hasta un 30 por ciento por encima de la lista convenida hace un año.

A menos que el Gobierno haga acuerdos particulares con los supermercados, en las góndolas se conseguirán los mismos precios que en los pequeños comercios. A pesar de que las grandes cadenas tienen peso en el mercado mayorista, suelen acotar sus ofertas a casos puntuales.

El convenio firmado el último miércoles en la Casa Rosada prevé que el costo del kilo vivo en el mercado de Liniers tenga un rango de 3,0 a 3,30 pesos, según se trate de novillos o terneros. Y que a la salida de los frigoríficos cueste entre 5,10 y 5,70 pesos. Ayer, en Liniers, hubo bajas promedio del 5 por ciento. Pero la situación recién se normalizará a partir de pasado mañana, ahora que terminó el paro de los productores de Carbap (ver nota aparte).

En línea con la posición del Gobierno, el titular del Centro de Consignatarios, Jorge Aguirre Urreta, dijo que “en no más de una semana” las carnicerías deberían bajar los precios porque los minoristas ya los habían aumentado, a pesar de que hubo controles para los productores y para la hacienda. Desde Federación Agraria, en cambio, apostaron a que no habrá muchos cambios. Ulises Forte, vice de la entidad, fue duro con los comerciantes: “Si alguien aumenta amparándose en el acuerdo firmado será porque la corporación minorista se aprovecha de esta coyuntura para quedarse una vez más con una mayor porción de renta y volver a engañar a la gente”, remarcó.

Desde Unica, una de las cámaras que agrupan a los frigoríficos, se plegaron a quienes creen que los precios no bajarán. “Hubo un sinceramiento del mercado con valores que ya habían llegado a los mostradores”, señaló Gustavo Valsangiacomo, titular de Unica. El dirigente aseguró que su sector cumplirá con lo rubricado: “Hay que hacer una lectura inteligente. La decisión más sabia es respetarlo a rajatabla porque tiene un fuerte respaldo político”, apuntó.

Como puede apreciarse, desde el sector de la carne ya van descontando que no habrá retrocesos en los valores de los cortes “populares”, como asado, vacío, matambre, carne picada, carnaza y nalga. Y los carniceros le toman la palabra a Felisa Miceli de que habrá que reservar el lomo para ocasiones especiales. El kilo de lomo quedará entre 17 y 20 pesos, de acuerdo con la calidad del corte. En cuanto al peceto, el rango va de 15 a 18 pesos y de entre 12 y 15 pesos el kilo de cuadril. Es decir, en estos cortes no habrá subas adicionales, pero tampoco hay que aguardar una rebaja en los precios.