A las 13 horas de hoy caducará el contrato de concesión a la empresa Metropolitano SA de las líneas F.C. Roca y Belgrano Sur, que pasarán a ser gerenciadas, desde ese momento, por la Unidad de Gestión Operativa Ferroviaria de Emergencia SA, Ugofe. Los responsables de las tres empresas que conforman este último consorcio trataban de consensuar anoche los últimos detalles de la transferencia de la operación, que en la práctica funcionará bajo el mismo esquema del ya transferido, entre los mismos actores, F.C. San Martín, en junio de 2004. Pero el salto entre dicho antecedente y el traspaso actual no es menor: el triple de pasajeros, cuatro veces el personal en funciones, más ramales operando, una combinación de máquinas diésel y eléctricas, entre otras complejidades, convierten esta operación en un paso mucho más delicado. Más aún si se tiene en cuenta el origen de la decisión oficial: el estallido de Plaza Constitución de la semana pasada, todavía presente en la mente de los pasajeros y cuyo efecto contagio es lo que más temen hoy el Gobierno y los concesionarios.

El Estado garantizará la estabilidad laboral de los cuatro mil empleados que, aproximadamente, se desempeñan en los dos corredores que a partir de hoy cambian de mano. Pasarán a cobrar su sueldo, como ocurrió con los trabajadores del San Martín desde junio de 2004, de la empresa estatal Ferrocarril Belgrano SA, cuyas funciones habían quedado limitadas a cuestiones administrativas desde la privatización de la operación de los trenes urbanos de pasajeros.

Las tres empresas concesionarias que conforman la Ugofe (TBA, Ferrovías y Metrovías) trabajaban ayer con la Secretaría de Transporte en definir el esquema de traspaso y algunas pautas para el desempeño de su tarea. El sistema de trenes de pasajeros está al borde del colapso y la erupción en el Roca fue tan sólo un síntoma, aunque no sea casual que haya sucedido en el eslabón más débil de la cadena: una de las concesiones a cargo del Grupo Taselli. La convocatoria nuevamente a la Ugofe para salvar la emergencia es un intento de encontrar una solución aunque más no sea transitoria a la amenaza de quiebra del sistema.

Hoy comenzarán las tareas de toma de inventarios y análisis de las condiciones técnicas de la prestación del servicio en el Roca y el Belgrano Sur. Recién a partir de entonces podrían definirse las necesidades más urgentes, y con ello los recursos económicos que deberán inyectarse. Obligación con la que cargará el gobierno nacional.

El Belgrano Sur transporta alrededor de un millón de pasajeros al mes (30 a 35 mil por día, o unos 16 mil de ida y vuelta diariamente). De todos los corredores urbanos, es el menos activo. El Roca, en cambio, con casi 10 millones de pasajes al mes, está a un nivel de masividad sólo comparable al Sarmiento. Ambos (Roca y Belgrano Sur) transportan hoy alrededor de un 25 por ciento menos de pasajeros que en sus años de mayor flujo, entre 1998 y 2000.

Con el deterioro de vías y material rodante, difícilmente estén hoy siquiera en condiciones de poder volver a aquellos niveles. Pero el desafío para la Secretaría de Transporte –y a partir de hoy para el consorcio operador– es otro. La meta es que en un plazo de 90 a 120 días los usuarios puedan empezar a notar cambios en el servicio, al menos en el cumplimiento de frecuencias. Desde el Gobierno están convocando a los gremios ferroviarios –cuya reacción inicial a la quita de las concesiones a Taselli fue favorable– para colaborar en la tarea. El Ejecutivo sabe que se juega una partida difícil: recuperar el servicio en el momento de mayor desprestigio del sistema, y después de su semana políticamente más problemática. El resplandor de las llamas de la estación Constitución todavía encandila y el temor al efecto propagación pesa como un riel atado al cuello.