ECONOMíA › LAS AFJP CALCULABAN MAL LAS JUBILACIONES
El Gobierno ordenó a la cámara de AFJP levantar de Internet un simulador para estimar haberes. Las proyecciones no eran objetivas. Casi siempre convenía aportar al régimen privado.
› Por David Cufré
Las AFJP están atiborrando a sus afiliados con folletería para convencerlos de que permanezcan en el régimen de capitalización. Una de las herramientas más poderosas que diseñaron para persuadirlos era un simulador informático, que permitía estimar a cuánto ascendería la jubilación en caso de elegir el sistema público o el privado. Era muy sencillo: había que entrar a una página en Internet e ingresar una serie de datos personales, como la edad, el sueldo actual, la cantidad de años aportados y el estado civil, entre otros. Se hacía click con el mouse y aparecían los resultados: a la izquierda de la pantalla, el cálculo de la jubilación por una AFJP, y a la derecha, por reparto. Salvo raras excepciones, siempre convenía elegir una administradora. El simulador fue auditado por expertos en materia previsional, que dieron la voz de alarma. Los supuestos utilizados para diseñar el programa determinaban que casi siempre ganaran las AFJP. El Gobierno acaba de ordenar que el simulador sea levantado de Internet, porque las proyecciones no eran objetivas.
El caso es grave, porque el instrumento que inducía a optar por la jubilación privada estaba presentado como imparcial, garantizado por la Unión de Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (Uafjp), la cámara que agrupa a las compañías Consolidar, Máxima, Orígenes, Nación, Futura, Met, Arauca Bit, Previsol, Profesión + Auge, Prorenta y Unidos. Hoy, al ingresar a la dirección uafjp.org.ar, si se pretende consultar el simulador, aparece la leyenda que ilustra esta nota: “La página está en construcción. Disculpe las molestias”. No hay ninguna referencia a la orden oficial que obligó a retirar el programa que estuvo colgado desde el 13 de abril –un día después de que se abrió la opción para cambiar de régimen– hasta principios de este mes.
Mientras estuvo a disposición del público, la Uafjp invitaba a bajar el programa a la computadora del visitante para facilitarle la consulta. Aquellos que lo conserven podrán comprobar que en la mayoría de los casos la jubilación estimada a una persona que aporte a una AFJP es mayor que si lo hace a reparto. Página/12 consultó a la cámara de administradoras la razón por la cual el sitio ya no está disponible. La respuesta fue que surgieron “problemas técnicos” que “impedían que el programa corriera correctamente”. Sin embargo, fuentes de la Secretaría de Seguridad Social confirmaron a este diario que elevaron un informe a la Superintendencia de AFJP para advertirle por la manipulación de las proyecciones. Este último organismo, finalmente, exigió a la cámara empresaria levantar el simulador.
El antecedente obliga a tomar precauciones frente al resto de la información que las AFJP están remitiendo a sus afiliados para que no salten a reparto. Por ejemplo, los cuadros comparativos con las ventajas y desventajas del sistema público o privado. La presentación de los datos es igual a la que tenía el simulador: supuestamente objetivos, aunque al privilegiar unos sobre otros conduzca a optar por las administradoras. De todos modos, los folletos suelen ser asociados a campañas publicitarias, mientras que el simulador escapa a ese universo. Eso mismo lo hacía más convincente. Además, el programa informático era muy amigable, lo que facilitaba el ingreso de datos y el acceso a los resultados. En diez segundos cualquier persona podía hacerse una idea de qué le espera en el futuro si en este momento elige una AFJP o el régimen estatal. De modo casi invariable, lo mejor era capitalización.
La Anses también protestó de manera extraoficial por el simulador. Advirtió que los supuestos con los cuales estaba armado eran forzados, alejados de la realidad. El informe de la Secretaría de Seguridad Social da cuenta de la subestimación de los factores que determinan el monto de la jubilación por el Estado y la sobreestimación de las condiciones para llegar al cálculo del haber por una AFJP. Por ejemplo, el simulador proyectaba que el salario del aportante a reparto aumentaría sólo hasta llegar a los 50 años. De ahí en más, permanecería congelado. Eso hundía la estimación de la jubilación por el Estado, porque esta surge del promedio salarial de los últimos diez años de vida laboral. Se toma el 1,5 por ciento promedio de esos últimos 120 salarios y la cifra resultante se multiplica por la cantidad de años aportados al sistema público.
Por el contrario, el simulador daba por hecho que la persona que ingresaba sus datos seguiría aportando sin interrupciones a una AFJP hasta el día de retirarse. Con ello, acumulaba muchos años de aportes –mientras más joven, más conveniente–, que es lo primero que se necesita para aumentar el monto capitalizado en el régimen privado. No contemplaba la posibilidad del desempleo, el trabajo informal –sin aportes– o la inactividad durante el resto de la vida laboral del trabajador. Eso no es lo habitual para la mayoría de los argentinos: en la actualidad, el 44 por ciento de los trabajadores están en negro y otro 11 por ciento sufre la desocupación.
El simulador ofrecía dos escenarios para estimar la jubilación por el régimen privado. En uno se utilizaba el supuesto de que la rentabilidad de las administradoras sería del 6 por ciento anual promedio entre la fecha de ingreso de los datos y la del retiro. En otro, la rentabilidad caía a 4 puntos. Ese único elemento reducía sustancialmente el haber estimado en uno u otro caso. No había una tercera opción, con una rentabilidad de 2 puntos, que permitiera acceder a la percepción del riesgo implícito en caso de que las inversiones de las AFJP con el dinero aportado por los afiliados no resulten acertadas.
La cámara de administradoras fue obligada a cambiar los parámetros si pretende volver a ofrecer el simulador. Hasta el momento, no presentó una versión corregida.
Más allá de este caso puntual, el problema es más profundo. El sistema previsional argentino, dividido en los regímenes público y privado, obliga a los aportantes a convertirse en verdaderos expertos si quieren tomar una decisión racional y fundada sobre cuál de ellos les conviene más. Están forzados a manejar un volumen de información y de precisiones apabullante. En la práctica, la inmensa mayoría no tiene esa posibilidad, y aunque la tuvieran, la decisión tampoco es sencilla. En consecuencia, en buena medida quedan a merced de campañas interesadas, sesgadas, engañosas, en una u otra dirección.
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