ECONOMíA › DE VIDO CONTRA EL CAVALLISTA BASTOS
› Por Raúl Dellatorre
“Creo que muchos de los que opinan, antes de hablar tendrían que reflexionar, sobre todo cuando fueron los causantes de los problemas que recibimos en 2003”, disparó en un momento de la conferencia de prensa que brindó ayer Julio De Vido, ministro de Planificación. En una intervención meditada de antemano, el funcionario explicitó a quién se refería: “Justo da la casualidad que el ex secretario (de Energía, Carlos) Bastos, que fue el que paralizó el plan nuclear, publica hoy un comentario que señala que todavía lo peor está por venir”. De Vido repasó la situación del sector en 2003: “Sin plan energético, no se inauguraba un gasoducto en los anteriores nueve años, el plan nuclear paralizado y Yacyretá endeudada y virtualmente paralizada por la nefasta gestión del ingeniero Bastos”.
El titular de Planificación se metió así de lleno en el debate acerca de las responsabilidades por la crisis energética y los caminos de salida. En la nota publicada ayer por el matutino La Nación, el ex secretario de Energía del menemismo y ministro de Infraestructura de la Alianza, en ambas oportunidades acompañando a Domingo Cavallo, afirma que “el Gobierno, en el sector de energía, como en Crónica de una muerte anunciada de García Márquez, parece ser el único que no sabe que la muerte se avecina”. Refiere que “han bastado unos pocos días de frío intenso para que el sistema colapsara (...). Sin embargo, lo peor está por venir, porque el Gobierno se encuentra en un dilema que él mismo ha creado”. Y allí Bastos lanza un temerario diagnóstico.
“En 2002 se tomó la decisión de congelar las tarifas que pagan los usuarios finales, decisión que se mantiene hasta el día de hoy para los consumos domésticos y pequeñas demandas, con varios efectos. Entre ellos, un aumento de la demanda en demasía.” Agrega, en un alegato conmovedor en favor de las inocentes concesionarias, que “para lograr el congelamiento el Gobierno dejó de reconocer los costos de las inversiones ya realizadas, obstaculizando por esa razón la instalación de nuevos equipamientos”.
Pese a la acusación de Bastos al Gobierno de haber sacado “de su tumba al fantasma del Estado empresario, cuyo hedor se condensa en sospechas de corrupción sobre algunos funcionarios”, De Vido insistió ayer en la línea de que el Estado tome las riendas para hacer las obras que el sector privado abandonó. “Estamos llevando adelante el plan energético nacional que anunciamos en mayo de 2004, ya se llevan invertidos más de seis mil millones de pesos”, describió. Adelantó que hoy se abrirán los pliegos para una central a carbón en Río Turbio, de 250 megavatios, recordó que en Chubut se está construyendo otra de 400 Mv a gas y 100 Mv de fuente eólica y que en Santa Cruz se licitarán dos hidroeléctricas que aportarán al sistema nacional integrado 1500 megavatios.
El fantasma del Estado se levanta de su tumba. Los fantasmas del lobby privatizador, también. Vuelve una polémica que todavía no está saldada.
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