ECONOMíA › LA SITUACION ENERGETICA, SEGUN DEFFEYES
› Por Cledis Candelaresi
A decir de Kenneth Deffeyes, profesor emérito de la Universidad de Princenton, en doscientos o trescientos años el mundo estará exclusivamente propulsado por energía solar. Mucho antes que eso habrá que superar el desafío de buscar alternativas al petróleo, cuyo pico de producción fue alcanzado hace dos años. Ninguna solución sugerida por el especialista en energía resulta cómoda para la Argentina que, sin embargo, tiene una buena chance entre manos: ser principal proveedora del mundo de reactores nucleares que funcionan sin uranio enriquecido.
Deffeyes expuso antes que Joseph Stiglitz en las jornadas organizadas ayer por AEA, la entidad patronal que preside Luis Pagani. Su diagnóstico sobre las perspectivas energéticas mundiales son inquietantes, en particular respecto de la declinante producción petrolera, que desde mayo de 2005 viene cayendo permanentemente.
La primera alternativa sugerida para paliar ese derrape resulta casi utópica para la Argentina, en crisis por la escasez de gas. El geólogo norteamericano recomienda acentuar los esfuerzos de explorar los pozos que se abandonaron en busca de otros más fáciles. Tecnología para estos desarrollos existe. Lo que escasea localmente es capital dispuesto a hacer esa búsqueda secundaria.
Otro atajo propuesto es el uso del carbón. En la Patagonia hay. Pero, tal como destacó Deffeyes luego, ante un reducido núcleo de periodistas, no tiene “buena calidad”. En rigor, es de escaso poder calórico y por lo tanto menos rendidor. Amén que también requiere importantes inversiones, tanto para moderar su nocivo impacto ambiental como para construir usinas que sean alimentadas por este combustible. Aquí otro obstáculo económico. El biocombustible podría ser una variante, pero sólo si se produce a partir de la caña de azúcar. Usar maíz o soja para elaborar metanol (sustituto de las naftas) es un absurdo. Según subrayó Deffeyes, esto en principio encarece la producción de alimentos, algo que estaría ejemplificado por el hecho de que a los mexicanos cada vez le resulta más cara la típica tortilla. Pero lo más paradójico es que el uso de aquel insumo hace que se consuma tanta energía para fabricar el nuevo combustible como la que luego se quemará al usarlo.
La buena carta en la manga de la Argentina es explorar la energía nuclear, en particular en su condición de proveedor de reactores nucleares. El especialista sugiere que el país aproveche la vacante que dejó Canadá al retirarse del mercado mundial como proveedor de estos productos. Una buena veta que el Gobierno parece estar dispuesto a aprovechar promoviendo la producción en Invap.
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