“La economía volverá a tener este año un crecimiento muy importante mientras se mantengan el nivel de reservas y un tipo de cambio competitivo”, sostuvo ayer la ministra de Economía, Felisa Miceli. Y confirmó que en abril la desocupación bajó al 8,3 por ciento, aunque ese dato nunca será publicado oficialmente, ya que el Indec difunde cifras trimestrales de desocupación. En el primer trimestre del año, último dato oficial conocido, el desempleo se ubicó en el 9,8 por ciento.

Miceli, que participó de la Cuarta Cumbre Financiera Argentina, organizado por la revista Latin Finance, dijo, además, que “Argentina registra un nivel de sobrecrecimiento respecto de los países de la región y es el único que, a la vez, mejoró sus indicadores sociales”.

La ministra insistió en la conferencia, a la que asistieron banqueros y financistas, con la idea de un banco de inversión para solventar proyectos productivos de mediano y largo plazo, similar al Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes) brasileño. Esa iniciativa es uno de los proyectos que más entusiasma a la Unión Industrial Argentina, que suele quejarse de la adquisición de empresas locales por parte de compañías brasileñas financiadas por el Bndes.

Miceli volvió a destacar también, como uno de los ejes centrales de la política económica, “el superávit fiscal”, que este año se ubicaría “en alrededor de 3,5 por ciento del producto bruto interno”, señaló. Pero “el superávit fiscal, para esta gestión, no es una variable de ajuste, sino un compromiso que vamos a consolidar y uno de los pilares firmes de este proceso de crecimiento”, enfatizó la ministra ante la mirada atenta de los banqueros.

En el seminario también disertó el titular del Banco Central, Martín Redrado, quien aseguró que “por primera vez, en décadas, el sistema monetario y financiero es verdaderamente independiente de las necesidades de financiamiento del sector público y no financia exceso de gasto”.

Redrado enumeró las políticas que a su entender son “imprescindibles” para conseguir “la sustentabilidad a largo plazo de la Argentina”. Así, señaló la necesidad de “una política monetaria consistente, que busque permanentemente el equilibrio entre oferta y demanda de dinero”. En segundo lugar, defendió la “acumulación de reservas” como una “política anticíclica”: es decir, para contar con un reaseguro en caso de cambios bruscos en el escenario financiero internacional. En tercer lugar, mencionó “un sistema monetario y financiero verdaderamente independiente de las necesidades del sector público”.