Mar 12.06.2007

ECONOMíA

El parque de los diésel

› Por Claudio Zlotnik

Sobre un total de dos millones de vehículos impulsados a gasoil, un millón y medio corresponde a automóviles y utilitarios, entre las que se cuentan las 4x4, cuyos dueños se benefician exageradamente por el precio diferencial de ese combustible. El consumo de gasoil por parte de rodados particulares viene creciendo en línea con la expansión del mercado automotor. Pero aunque el parque de los diésel se incrementa año tras año, lo cierto es que después de la crisis los nafteros volvieron a sacarles ventaja a los gasoleros.

Un informe realizado por la consultora Abeceb, en base a datos de la Asociación de Fabricantes de Vehículos (Adefa), dio cuenta de la manera en que se reparte el mercado de los gasoleros. La mayoría son autos (793.387 unidades), seguidos muy de cerca por los utilitarios (725.642). En esta categoría se encuentran los modelos Mercedes Printer, Renault Trafic, Peugeot Partner, Citroën Berlingo y Fiat Ducato. En el tercer puesto del ranking gasolero se ubica el transporte de carga, con 411.900 unidades y, más lejos, los ómnibus, con un total de 62.634. Los autos y utilitarios gasoleros representan exactamente el 20 por ciento del total del parque automotor activo, de 7,6 millones de unidades.

De acuerdo con los datos de los especialistas, en base al Registro de Propiedad Automotor, desde 1993 a la actualidad, un total de 720.000 autos diésel se sumaron al parque automotor. El período de auge ya pasó. En 1996 y 1997, uno de cada tres autos patentados fue gasolero. Durante 2001 y 2002 esa proporción subió levemente, pero en ese par de años de inestabilidad en la economía.

Desde la salida de la crisis, la relación entre patentamientos de autos diésel y nafteros fue en descenso. En 2003, un 22 por ciento fue gasolero contra 78 por ciento de naftero. El año pasado descendió a una proporción 20 a 80 por ciento. Uno de los motivos que explican ese cambio está relacionado con el encarecimiento del gasoil que se registró en los últimos años.

En enero de 2001, con la convertibilidad aún vigente, un litro de gasoil se pagaba 0,519 peso contra 1,054 peso de la nafta súper. O sea, la diferencia era del doble. Cinco años después, a comienzos de 2006, el escenario ya era bien distinto. Mientras la nafta súper costaba 1,889 peso, el litro de gasoil había escalado a 1,439 (un 31 por ciento más cara la súper). La brecha se siguió acortando. El litro de nafta súper está congelado en 1,889 peso y el gasoil saltó a entre 1,50 y 1,60 peso, de acuerdo con la marca elegida por el consumidor. Es decir, la diferencia oscila entre apenas el 18 y el 26 por ciento. El incentivo de adquirir un diésel fue cada vez menor, aun cuando fue eliminado el impuesto sobre la venta de autos gasoleros.

Según Abeceb, el segundo punto que viene jugando en contra de los gasoleros es su precio de mercado. Desde la crisis, el diferencial entre el valor de un diésel y un naftero ronda el 15 por ciento. Antes era menor. El actual precio promedio de un auto gasolero asciende a 39.150 pesos, contra los 33.843 pesos de un naftero. Lo que queda claro es que, a pesar de la desaceleración en las ventas de diésel, el consumo de gasoil por parte de los privados viene en aumento, porque cada vez es más amplio el parque automotor.

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