ECONOMíA › RATO ANUNCIO SU RENUNCIA COMO TITULAR DEL FMI
El español se va de un organismo en crisis. Adujo razones personales, pero buscaría postularse en su país. Argentina lo sufrió.
“La Argentina no debe ser vista como una fuente de inspiración”, despotricaba Rodrigo Rato en enero de 2005, cansado de que le enrostraran el éxito del Gobierno en la resolución de la crisis económica aplicando políticas que contradecían todos los consejos del Fondo Monetario. La Argentina fue su karma, tal como lo había sido para su antecesor, Horst Koehler. Por suerte para él, ayer nadie le volvió a sacar el tema cuando anunció su renuncia como director gerente del organismo, la cual se hará efectiva en octubre, tras la asamblea anual conjunta con el Banco Mundial. Rato adujo que se va anticipadamente “por razones personales”, pero la versión más repetida en Washington es que en realidad su proyecto es volver a España para lanzarse políticamente.
“Tomé esta decisión por razones personales. La comunico ahora al directorio para darle un plazo razonable para designar a mi sucesor”, afirmó ayer Rato al dar la sorpresiva noticia. “Mis circunstancias familiares y mis responsabilidades, especialmente en lo que se refiere a la educación de mis hijos, son el motivo para renunciar al Fondo más pronto de lo previsto”, agregó. Luego precisó que permanecerá en el cargo hasta el 21 de octubre, cuando finalice la asamblea más importante del año del FMI. Rato había asumido en mayo de 2004, también en lugar de un director gerente renunciante, el alemán Koehler.
En su caso, el anterior titular del Fondo reconoció que se iba para postularse a la presidencia de Alemania, puesto que después consiguió en las urnas. Es un cargo más protocolar que de poder real. En cambio, el sueño de Rato sería alcanzar la cima del poder en España. La versión que se instaló ayer en Washington es que querría convertirse en jefe de gobierno en lugar del socialista José Luis Rodríguez Zapatero. Las elecciones serían convocadas para marzo de 2008. Rato acompañó a José María Aznar como ministro de Economía entre 1996 y 2004, período durante el cual se convirtió en un dirigente de peso dentro del Partido Popular (PP). Su aspiración era ser consagrado candidato para los comicios de 2004, pero Aznar terminó eligiendo a Mariano Rajoy. Hasta el momento, Rato no confirmó ni desmintió su intención de postularse el año que viene.
“Mientras tomo esta decisión por motivos personales, profesionalmente no ha sido fácil porque, como saben, tengo la más alta estima por esta institución, su personal, su papel en la arquitectura económica global y su capacidad envidiable de adaptarse a las circunstancias globales cambiantes para garantizar que puede servir a sus miembros eficazmente”, sostuvo, en otra muestra de su particular visión de los acontecimientos. Esa misma percepción lo llevó a oponerse a las medidas económicas que tomaba el gobierno argentino para superar su crisis, al punto que clausuró toda posibilidad de firmar un acuerdo con la Argentina.
Rato fue un firme defensor de los acreedores internacionales y rechazó la propuesta de reestructuración de la deuda de Kirchner-Lavagna. Su frase favorita era que había que alcanzar una solución “amigable” con los acreedores, con una propuesta “de buena fe”. Finalmente, el 76 por ciento de los bonistas entró al canje.
Los errores de diagnóstico y las constantes presiones del FMI sobre los países a los que supuestamente debía ayudar terminaron impulsando a varios de ellos a cancelar sus deudas con el organismo de manera anticipada. Además de la Argentina, en enero de 2006, lo hicieron Brasil, Indonesia, Rusia, Uruguay, Bulgaria, Argelia, Armenia y Venezuela. La huida masiva del FMI le provocó al organismo una crisis impensada, dado que su fuente de recursos era el repago de los préstamos concedidos a esos y otros países. El Fondo tuvo que convocar a un comité de expertos para diseñar un plan de salvataje de la entidad. Su recomendación fue aplicar un severo ajuste de gastos, empezando por los elevadísimos salarios de su personal.
Rato, por otra parte, encaró una reestructuración del FMI, dándole más poder a algunos países emergentes, como México y Corea, en detrimento de otros, como Argentina, que, una vez más, rechazó su plan. Son planes que no se van a extrañar.
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