ECONOMíA › PARA MUJERES Y HOMBRES MAYORES VENCE HOY EL PLAZO
Las mujeres mayores de 50 años y los hombres de más de 55 que tienen menos de 20 mil pesos en una cuenta de AFJP tienen tiempo hasta hoy para quedarse en el sistema privado, si no pasan al Estado.
Las mujeres mayores de 50 años y los hombres de más de 55 que tienen menos de 20 mil pesos ahorrados en una AFJP tendrán tiempo hasta hoy para ratificar su opción por el régimen de capitalización, de lo contrario pasarán automáticamente al sistema de reparto. Son 1,1 millón de afiliados y en el Gobierno estiman que más del 90 por ciento elegirá la transferencia, pues los recursos disponibles en su cuenta individual se les agotarán rápidamente luego del retiro y el Estado no les garantizará la jubilación mínima cuando eso ocurra. Si se confirman las previsiones, las arcas públicas recibirán cerca de 4500 millones de pesos con estos pases, cifra que le permitirán al Estado anunciar un superávit fiscal record en julio.
El objetivo de la medida es garantizarles la jubilación mínima a las personas con bajos aportes, siempre que no se nieguen al traspaso. El problema con buena parte de ese universo es que cuando cumplan la edad jubilatoria (65 años los hombres y 60 las mujeres) no tendrán los años suficientes para jubilarse. En ese caso, tendrán habilitada la moratoria previsional de la ley 24.476 para completar los años de aportes, declarando actividad autónoma por el período previo a septiembre de 1993 y pagando la respectiva cuota mensual durante cinco años, como están haciendo quienes lograron jubilarse por esta vía en los últimos meses.
Si no reúnen los requisitos para ese trámite, podrán acceder a una jubilación por edad avanzada a los 70 años, que no puede ser inferior al haber mínimo. En este último caso, deberán demostrar diez años de contribuciones. El dinero capitalizado en la AFJP lo podrán usar para “comprar” años de aporte. Es decir, el saldo acumulado en su cuenta de capitalización se dividirá por el aporte mínimo previsional (44 pesos) y el resultado se computará como meses aportados. Por ejemplo, 5280 pesos en la cuenta de capitalización individual alcanzarían para cumplimentar los diez años requeridos. Si la persona no llega a ese monto tendrá disponible un plan de facilidades de pagos para completar el dinero faltante y poder acceder a la jubilación mínima.
El flujo de recursos hacia el Estado no se interrumpirá con estos traspasos, pues la última reforma previsional estableció que las mujeres y hombres afiliados a las administradora privada que en el futuro vayan cumpliendo 50 y 55 años, respectivamente (es decir, que les falte menos de diez años para jubilarse), y tengan menos de 20 mil pesos en sus respectivas cuentas también deberán ratificar su adhesión a capitalización. De lo contrario irán siendo transferidos a reparto. Los fondos que habían acumulado en capitalización quienes decidan pasarse llegarán en especies (acciones, títulos públicos, plazos fijos y obligaciones negociables, entre otras inversiones financieras) y serán fundamentales para apuntalar el superávit fiscal del Gobierno, que este mes podría batir un nuevo record.
Estos pases se sumarán a los registrados a fines de mayo, cuando 163 mil trabajadores pertenecientes a regímenes especiales (docentes primarios, secundarios, jueces, diplomáticos y científicos) fueron transferidos al Estado junto con sus ahorros, aportando cerca de 2800 millones de pesos a la Anses. También hay que contabilizar a los más de 550 mil aportantes regulares que estaban cautivos en capitalización y apenas se habilitó el pasaje comenzaron a emigrar a reparto. En este caso hay tiempo hasta fin de año para que quienes aún no cambiaron de régimen puedan hacerlo.
En el Gobierno sostienen que el dinero entrante servirá para compensar la fuerte erogación que ha comenzado a realizar la Anses desde que 1,3 millón de personas, que no estaban en condiciones de jubilarse, adhirieron a la moratoria previsional. Estos flamantes jubilados reciben cerca de 250 pesos mensuales en promedio, cifra que llega a 4225 millones de pesos por año. Además, el Estado deberá afrontar en el futuro el costo que supone la jubilación de todos estos trabajadores que ahora están transfiriendo sus ahorros. No obstante, éste no es un problema nuevo, porque muchos de los afiliados a las AFJP que ahora están pasando al sistema público no tienen en sus cuentas de capitalización individual, como ya se destacó, recursos suficientes como para llegar a cobrar la jubilación mínima. Por lo tanto, el Estado de una u otra manera iba a tener que hacerse cargo de esa población. Ese fue uno de los principales motivos de que se haya impulsado la reforma previsional.
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