La Exposición Rural dará comienzo el próximo jueves en medio de una coyuntura excepcional para el campo signada por una cosecha de casi 100 millones de toneladas y el precio de los principales cultivos en niveles record. Sin embargo, la conflictiva relación con el Gobierno volverá a ocupar el centro de la escena. Desde su asunción, el presidente Néstor Kirchner no asistió nunca a la inauguración de la muestra y el año pasado ordenó que ningún funcionario fuera, en respuesta al lockout agropecuario que estaban realizando los productores. La situación se descomprimió este año cuando se puso fin a la intervención en el Mercado de Liniers, pero los dirigentes rurales siguen estando entre los principales opositores y algunos militan abiertamente en contra del Gobierno de cara a las próximas elecciones.

Las entidades rurales no soportan que las retenciones a las exportaciones se hayan convertido en una política de Estado y la Exposición Rural es uno de los lugares donde pueden hacer oír con más fuerza ese reclamo. Luciano Miguens nunca llegó al extremo de amenazar con “prender fuego todo si las retenciones llegan al 25 por ciento”, como había hecho su antecesor Enrique Crotto en marzo de 2002, pero año tras año sostuvo esa exigencia desde el escenario principal del predio. El Gobierno no sólo no bajó las retenciones sino que las subió aprovechando la coyuntura excepcional de precios que presentan los principales cultivos. El último ajuste fue en enero de este año cuando el impuesto a la exportación de soja y sus derivados llegó al 27,5 por ciento sin que Crotto llegará a quemar nada, aunque Manuel Cabanellas, titular de Carsfe y ex titular de Confederaciones Rurales Argentinas, llamó entonces a “desabastecer ciudades, así el Gobierno se da cuenta de que el campo existe”.

Para evitar que le manifiesten el repudio que generan las retenciones, Kirchner nunca estuvo presente en la inauguración de la Exposición, que suele realizarse el sábado previo al cierre de la muestra. En 2003 recorrió los stands uno de los últimos días. Esa fue su única visita.

En el Gobierno sostienen que las criticas de los dirigentes del campo no son producto de dificultades económicas generadas por la política oficial, sino por diferencias ideológicas. “El problema de las entidades no es productivo-agropecuario sino de otro tipo. Creer que quien está en la dirigencia agropecuaria está desvinculado de las cuestiones ideológicas y políticas es una utopía”, aseguró hace dos semanas a este diario, el secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, quien hoy por la mañana estará en Palermo viendo la llegada del primer ejemplar al predio.

En la última muestra antes de las elecciones, el Gobierno intentará que los silbidos no lo alcancen y la oposición buscará capitalizar ese descontento a su favor. El año pasado cuando el oficialismo dejó sus sillas vacías en la inauguración, la oposición aceptó el convite y pobló las gradas. Allí estuvieron el gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch; el empresario Francisco De Narváez, el macrista Horacio Rodríguez Larreta y la diputada pro-campo, María del Carmen Alarcón. Luciano Miguens negó que la Sociedad Rural decida apoyar abiertamente a un candidato antes de las elecciones (ver aparte). No obstante, varios dirigentes de las entidades del campo han llamado a votar en contra del gobierno en reuniones públicas y los más audaces se reunieron el mes pasado con el ex presidente Eduardo Duhalde en un encuentro reservado donde se analizaron distintas opciones para frenar al oficialismo. En este contexto resulta difícil que Kirchner decida subirse al palco.