La Cámara Federal porteña confirmó el procesamiento del ex ministro de Justicia Gustavo Beliz por “revelación de secretos políticos y militares” y lo dejó así a las puertas del juicio oral y público. Al ex integrante de los gabinetes de Carlos Menem y Néstor Kirchner se le imputa ese delito por haber difundido la fotografía de Antonio “Jaime” Stiuso, un integrante del área de contrainteligencia de la SIDE. La pena que podría caberle va de uno a seis años de prisión. “So pretexto de presentarse ante la opinión pública como adalid de la lucha contra la corrupción pretende infructuosamente ignorar el daño irreparable que conlleva la ligereza con que se refirió a múltiples hechos, reales o supuestos, de corrupción administrativa”, afirmó el tribunal sobre Beliz.

La resolución de once carillas que ratifica el procesamiento dictado meses atrás contra Beliz la firmaron los camaristas Eduardo Freiler y Eduardo Farah. Los integrantes de la Sala I de la Cámara Federal confirmaron, además, el embargo de cien mil pesos en los bienes del ex ministro que al procesarlo en primera instancia le impuso el juez federal Sergio Torres.

El delito que se le imputa al ex líder del partido Nueva Dirigencia está contemplado en el artículo 222 del Código Penal para quien “revelare secretos políticos o militares concernientes a la seguridad, a los medios de defensa o a las políticas exteriores de la Nación”. El castigo previsto es prisión de uno a seis años.

La causa que podría llevar a Beliz a juicio oral –la ratificación de su procesamiento lo deja a un paso de esa instancia– fue abierta después de que mostrara públicamente la foto de Stiuso en un reportaje que el 25 de julio de 2004 concedió al programa de televisión Hora Clave. El ex funcionario se presentó allí en el marco de su abrupta salida del gobierno de Kirchner. Y mientras exhibía la imagen del espía del área de contrainteligencia de la SIDE explicó que era “bueno que todos conociéramos la cara de quien maneja en realidad dicha institución”, a la cual atribuyó “operaciones” en su contra que determinaron su separación de la administración kirchnerista.

En duros términos, los camaristas le reprocharon a Beliz que por “presentarse ante la opinión pública como adalid de la lucha contra la corrupción” pretenda “ignorar el daño irreparable que conlleva la ligereza con que se refirió a múltiples hechos, reales o supuestos, de corrupción administrativa”. Refutaron así los argumentos de los abogados que lo defienden, Oscar Rabinovich y Pablo Slonimski, y precisaron que “este actuar no puede justificarse en la creencia de que no se estaba ante una información confidencial”.

La Sala I de la Cámara Federal porteña admitió –como señaló la defensa de Beliz para justificar su actitud– que “es posible que alguien conociera el nombre” de Stiuso por sus referencias y testimonio en el juicio oral por la causa AMIA, aunque remarcó que “eso no significa que pudiera individualizar su fisonomía, como sucedió al ser exhibida la fotografía en la televisión”. Freiler y Farah agregaron que el ex ministro “expuso de modo público un secreto de Estado en el marco de un discurso plagado de referencias a múltiples delitos de acción pública” que, “como funcionario público que era, debió haber denunciado”.