ECONOMíA › PROPUESTA DE DIALOGO DEL GOBIERNO A TAMBEROS
› Por Raúl Dellatorre
Tras la puja a lo largo de la semana entre gobierno y productores lácteos, se abrió una etapa de estudio de las distintas alternativas que tiene enfrente cada parte, para decidir si buscan una mesa de acuerdos o van a la pelea. Alberto Fernández, jefe de Gabinete, que habló en varias oportunidades del tema en las últimas 48 horas, criticó la actitud dura de los sectores agropecuarios, pero reivindicó el diálogo. “Lo que tenemos que hacer es seguir discutiendo, seguir hablando, seguir buscando una solución”, dijo en una de sus salidas públicas. “Coincido en eso, es necesario retomar el diálogo; evaluamos que es lo correcto y estamos a la espera de que se concrete una convocatoria”, respondió Eduardo Buzzi, presidente de Federación Agraria Argentina, la entidad gremial de mayor peso que participó de la multitudinaria asamblea de tamberos en San Francisco. Por ahora, las medidas de fuerzas votadas el miércoles en San Francisco, Córdoba, permanecen envainadas. En opinión de los dirigentes agrarios, ahora la pelota está en el campo del Gobierno.
El conflicto tiene por eje el precio de la leche. El Gobierno busca evitar que la presión de los precios internacionales termine disparando los precios internos. Primero intentó administrar el precio que las usinas industriales les pagan a los tamberos, mediante un precio máximo “sugerido” de 73 centavos por litro de leche cruda. Esta semana, subió la apuesta esperando un consenso: fijó públicamente un “precio de referencia” de 78 centavos por litro. Pero sólo obtuvo el beneplácito del sector industrial. Los productores, como respuesta, resolvieron tensar la cuerda.
El diagnóstico previo que hizo el Gobierno sobre las necesidades y expectativas de los productores fue, en el mejor de los casos, parcial. Se creyó que el precio de 78 centavos era suficientemente remunerativo para satisfacerlos. Pero no se tomó en cuenta que lo que más irrita a los tamberos es la sensación de que se “pisa” el precio que ellos reciben en beneficio de los industriales y grandes cadenas de comercialización (hipermercados, principalmente), a quienes no se los controla cuando remarcan.
“Hay una suerte de acuerdo implícito con las empresas industriales para mantener el precio de unos pocos productos que están bajo acuerdo, pero sin ninguna restricción sobre otra amplia gama que representa entre el 60 y el 80 por ciento del consumo”, sostuvo un analista cercano a las entidades agropecuarias. “Para el productor, la fijación de precios de referencia a la leche cruda habilita una transferencia de recursos en favor de los actores más gordos de la cadena”, agregó la misma fuente.
Acertada o no, esa mirada expresa el sentimiento interno de los productores lo que, en definitiva, explica la reacción violenta e indignada frente a lo que el Gobierno concibió como una solución “salomónica”, al partir la diferencia entre el anterior precio sugerido (73 centavos) y el que anteriormente reclamaban los productores (83 por litro).
Alberto Fernández prefirió centrar el eje en el consumidor final. “Es absolutamente cierto que el precio internacional de la leche crece, y también la demanda, pero no es posible que los argentinos nos veamos privados de leche o tengamos que pagar un precio mayor porque el mundo lo paga”, dijo ayer en una entrevista radial.
El jefe de Gabinete afirmó que está abierta la posibilidad del diálogo, aunque lanzó una advertencia apuntada a Buzzi. “(El diálogo) es muy difícil de iniciar anunciando que las vacas se van a convertir en hamburguesas o que van a pasear por la Plaza de Mayo”, en alusión a dichos del señalado y de otros dirigentes durante la asamblea del miércoles en Córdoba. Buzzi, consultado por Página/12, optó por los paños fríos. “Es necesario retomar el diálogo, evaluamos que las consideraciones de Alberto Fernández son correctas”, refirió. Pero exigió que se hiciera sobre la base de discutir políticas agropecuarias y no sobre medidas puntuales. “Hay una persona en la Secretaría de Agricultura que es veterinario, es productor, es un estudioso, como Javier de Urquiza, que tiene todas las condiciones para ocupar ese lugar; el problema es que las decisiones estratégicas para el sector se las están sacando de las manos”, opinó.
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