Será el último acto de gestión de Néstor Kirchner. Esta tarde, a las siete, el presidente argentino recibirá en el Salón Blanco de la Casa Rosada a sus pares de Brasil, Lula da Silva; Venezuela, Hugo Chávez; Bolivia, Evo Morales; Paraguay, Nicanor Duarte Frutos, y Ecuador, Rafael Correa, para firmar entre todos el acta fundacional del Banco del Sur, una entidad que aspira a ser una alternativa a los organismos de crédito tradicionales, como el FMI, el Banco Mundial o el BID. El séptimo integrante será Uruguay, que en los últimos tres meses pasó a tener un rol activo en la conformación del banco, pero cuyo presidente, Tabaré Vázquez, ya adelantó que no asistirá a la ceremonia y postergaría la inclusión de su firma en el acta hasta mañana, cuando venga a Buenos Aires a la asunción de Cristina Fernández.

El Banco del Sur es un proyecto que impulsó Chávez antes que nadie, y que encontró a Kirchner como primer y decidido aliado. Ambos firmaron a fines de febrero pasado un memorándum de entendimiento que empezó a inyectarle vida a la iniciativa. En esa oportunidad, el presidente argentino declaró: “Lo que queremos del banco es que apoye todas aquellas inversiones que tiendan a la reconversión productiva, a la integración física de nuestros países y al desarrollo de proyectos estratégicos”. Esos siguen siendo los objetivos centrales de la entidad. Chávez, aquel mismo día, dijo que el Gasoducto del Sur sería “uno de los primeros en ser financiados” por la entidad, aunque hoy parece inactivo.

Después del acto que tendrá lugar esta tarde, se abrirá una etapa crucial para el futuro del banco: en los próximos 60 días se deberán tomar decisiones básicas hasta ahora postergadas, como cuál será el capital inicial con que arrancará la entidad (serían 7000 millones de dólares), cuál será el aporte efectivo de cada país, en qué plazo integrarán el dinero, cómo estará compuesta la estructura burocrática que estudiará la viabilidad de los proyectos a financiar, quién será su primer presidente, qué peso tendrán en la toma de decisiones los países que menos aporten, qué proporción de los montos prestables recibirán esas naciones y qué criterios se tendrán en cuenta para la elección de los proyectos. Los ministros de los países que conformen el banco deberán resolverlo en los próximos dos meses, aunque seguramente ese plazo quedará corto y habrá alguna prórroga.

Una alta fuente del gobierno argentino comentó a Página/12 que las partes trabajarán pensando en que el banco empiece a operar efectivamente en abril a más tardar, aunque si fuera en marzo, mejor.

Recién ahora se llegó a la instancia de resolver todos aquellos puntos, tras una etapa previa con definiciones políticas más trascendentes. La primera fue si sumarse o no a la propuesta. Brasil, Uruguay y Paraguay dudaron hasta dar el sí. La mayor potencia de la región llegó a decir que el banco carecía de consistencia técnica y sugirió crear un fondo de estabilización regional que actuara como prestamista de última instancia frente a una eventual crisis de pagos. Brasil también vio en el banco un instrumento de Venezuela para disputarle liderazgo en la región. Uruguay y Paraguay plantearon su descontento por las asimetrías en el Mercosur y estuvieron por quedarse afuera. Ecuador, por su parte, también pretendía que fuera un FMI en pequeño. Colombia finalmente no se subió. Todo eso quedó atrás y hoy será el día en que el Banco del Sur tendrá su acta de nacimiento.