A partir del 1º de enero, los salarios de bolsillo de los inscriptos en la jubilación privada bajan 4,6 por ciento. Es por el aumento en el aporte previsional de 7 a 11 por ciento.
› Por David Cufré
Los trabajadores afiliados a las AFJP sufrirán una reducción del 4,6 por ciento en sus sueldos de bolsillo a partir del 1º de enero. Es un descuento del que no tienen escapatoria. Fue establecido en la última reforma previsional. Allí se determinó que los aportes jubilatorios al régimen de capitalización deben volver al 11 por ciento del salario desde comienzos del próximo año. En la actualidad, y desde marzo de 2003, representan el 7 por ciento de la remuneración bruta. La suba de 4 puntos porcentuales es para que el nivel de aportes previsionales sea igual tanto en las AFJP como en el sistema de reparto, a fin de eliminar distorsiones a la hora de optar por uno u otro régimen. En el sistema público, los aportes se mantuvieron invariables en 11 por ciento, por lo que los trabajadores adheridos a ese régimen no tendrán ningún cambio en sus ingresos.
El impacto inmediato de la medida es que los afiliados a las AFJP sufrirán una reducción de su salario de 4,6 por ciento. Por ejemplo, una persona con un sueldo bruto de 1000 pesos recibe en mano en la actualidad 870 pesos, luego de aplicados los descuentos del 7 por ciento (70 pesos) para la jubilación y del 6 (60 pesos) para el sistema de salud. A partir de enero, esa misma persona se llevará 830 pesos, en razón de que el aporte a la AFJP salta a 11 por ciento (110 pesos). En compensación, su cuenta de capitalización individual crecerá con más vigor y acumulará más fondos para su futura jubilación.
La decisión original de reducir el aporte personal de los afiliados a las AFJP la tomó el gobierno de Fernando de la Rúa en noviembre de 2001. El recorte fue de 11 a 5 por ciento. Al entonces ministro Domingo Cavallo se le ocurrió que era una buena forma de mejorar los ingresos de bolsillo de los trabajadores y alentar un poco el consumo, en medio de una recesión galopante. La idea fue que cada afiliado al régimen de capitalización se diera su propio aumento, sacando dinero de un bolsillo (el ahorro para la jubilación) para ponerlo en el otro (el salario). Sin embargo, el maquillaje no se extendió a los inscriptos en el sistema de reparto, debido a que hubiera significado una menor recaudación previsional en momentos en que el Estado sufría un fuerte déficit. El entonces ministro se había fijado el objetivo del déficit cero.
Ya en el gobierno de Eduardo Duhalde, Roberto Lavagna llevó el aporte de 5 a 7 por ciento y fijó un cronograma para restablecerlo en 11 puntos. En julio de 2003 debía pasar a 9 por ciento y en octubre de ese año, a su nivel original. Sin embargo, a poco de asumir, Néstor Kirchner decidió dejar los aumentos en suspenso y así siguió hasta enero de este año, cuando el Gobierno envió al Congreso su proyecto de reforma previsional. En esa ley se definió que los aportes volverán a 11 por ciento desde el 1º de enero. La razón es que no haya diferencias entre el sistema de capitalización y el de reparto, debido a que en este momento los trabajadores tienen la posibilidad de elegir a qué sistema aportar.
El plazo para cambiar de régimen vence el próximo día 31. Pasada esa fecha, nadie podrá moverse de donde está por un plazo de cinco años. Hasta el momento saltaron de las AFJP a reparto más de 1,1 millón de personas. Los traspasos se vienen acelerando en los últimos días. Las AFJP intensificaron sus campañas publicitarias para retener afiliados, mientras que el Gobierno sigue demorando –y a esta altura es probable que nunca lo haga– una campaña informativa para recordar que quedan pocos días para tomar una decisión trascendental. En este momento, la Anses no tiene director, después del alejamiento de Sergio Massa, quien asumió como intendente de Tigre. En su lugar se confirmaría hoy a Claudio Moroni, quien hasta ahora estaba al frente de la Sigen.
La posibilidad de cambiar de régimen alcanza a los desocupados y a quienes trabajan en negro. No importa que en la actualidad no realicen aportes. Si ya tienen una cuenta en capitalización, pueden decidir pasar al Estado. De ese modo, cuando se reincorporen al mercado formal, sus aportes irán al régimen de reparto. Todas las personas que pasan de una AFJP al sistema público conservan los fondos capitalizados en su administradora hasta el día del retiro. La AFJP tiene la obligación de seguir administrando ese dinero, sin cobrar comisión alguna por la tarea (la comisión se aplica sólo sobre el aporte mensual), y en el momento de la jubilación la persona cobra un haber mixto, con una parte que surge de lo que aportó al Estado y la otra de lo que acumuló en la AFJP.
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