Sáb 15.12.2007

ECONOMíA  › PRIMERA REACCION DE LOS BONISTAS CONTRA LOUSTEAU

Augurios de un buitre herido

Luego de que el ministro de Economía, Martín Lousteau, les negara apuro a las negociaciones con el Club de París, la respuesta de los grupos de presión no tardó en llegar. “Tenemos que volver a defender nuestros intereses. El Club de París sin dudas es un tema importante, pero la Argentina se va a tomar un tiempo para resolverlo de la manera que mejor satisfaga nuestros intereses”, había dicho Lousteau el miércoles en el programa A dos voces.

Estas declaraciones fueron tomadas por el Grupo de Tareas Estadounidense para Argentina (ATFA, por sus siglas en inglés) como un desinterés por parte del país de hacer frente a sus deudas con otros países y bonistas privados. Robert Shapiro, copresidente de ATFA y ex subsecretario de Comercio de Bill Clinton, difundió, decepcionado, que “Argentina debe aceptar una negociación con los obligacionistas si espera volver a ser aceptada por los mercados internacionales de crédito y asociarse con las principales economías del mundo”.

Contra todos los pronósticos y en tono profético, Shapiro anuncia que “el crecimiento sostenido de Argentina no puede durar mucho más y el país no tardará en necesitar el apoyo de los mercados financieros globales, a los cuales actualmente no tiene acceso debido a su repudio de esas deudas y de los inversionistas internacionales”.

La embestida de ATFA no sólo la desataron las declaraciones de Lousteau, sino que parece ser que luego de su visita al país el director ejecutivo del FMI, Dominique Strauss-Kahn, declaró a Down Jones que las reservas internacionales argentinas ascienden a casi 45.000 mil millones y que tranquilamente puede reembolsar a los tenedores de bonos. “El monto en juego no es enorme comparado con las reservas que tiene el país hoy, y puede resolverse directamente entre la Argentina y sus acreedores a través de las discusiones y las negociaciones en el Club de París. Esa sería la mejor solución”, dijo el francés.

Los “holdouts” son aquellos bonistas que quedaron fuera del canje y tendrían en su posesión papeles por 20 mil millones de dólares. Muchos de estos papeles estarían en poder de los denominados fondos buitre, que estarían a la espera de algún fallo arbitral contra la Argentina para comenzar con sus reclamos.

La génesis de ATFA surge de una alianza de organizaciones, pero es difícil saber con precisión a quién y el monto de deuda que representa. Actualmente, la Argentina está resolviendo en un arbitraje internacional en el Ciadi, con 195 mil bonistas italianos agrupados en una organización de ese país llamada Grupo de Tareas para Argentina, la suerte de títulos por 4000 millones de dólares. De los 16.000 millones de dólares restantes, se desconoce quiénes son los tenedores, ya que las organizaciones como ATFA eluden explicitar en forma documentada qué proporción de deuda representan.

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