ECONOMíA
› LOS BANCOS PUBLICOS PROMETEN RESISTIR EL EMBATE DE LAVAGNA
Como si ahora fuese vocero del FMI
En los bancos oficiales evalúan como un manotazo de ahogado la avanzada del ministro para inducir un ajuste de esas entidades. Ante el fracaso con el FMI, busca la simpatía con esa iniciativa. Lavagna dice que se venderá hasta el 10 por ciento del capital.
› Por Claudio Zlotnik
En los bancos oficiales se preparan para resistir una nueva avanzada del Fondo Monetario para “intentar asfixiar y liquidar” a las entidades financieras públicas. Y creen que Roberto Lavagna no es ajeno a esa cruzada. La advertencia del ministro para que esos bancos reduzcan sus gastos y limiten sus negocios fue interpretada como el inicio de una nueva embestida por parte del Gobierno y del FMI. Y ayer el ministro la redobló: “Tenemos ya tomada la decisión de permitir la incorporación de capital privado” en el Banco de la Nación. “Lavagna sobreactúa. Después del último fracaso en las negociaciones, quiere mostrarse alineado con el Fondo”, interpretó en diálogo con este diario una alta fuente de un banco estatal.
El contrapunto entre los bancos oficiales y Lavagna se produjo el último fin de semana cuando el ministro reclamó un fuerte ajuste en esas entidades a través de una carta dirigida a los titulares de esos bancos y a Aníbal Ibarra (jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) y a Felipe Solá (gobernador de la provincia de Buenos Aires). Como la misiva se envió horas antes del arribo de una nueva misión del FMI, la interpretación resultó unívoca entre los funcionarios-banqueros: Lavagna envió un guiño a Washington de que no sacará los pies del plato pese a la derrota en las conversaciones. En esa torpe sobreactuación, Lavagna mencionó ayer que el gobernador Felipe Solá le envió una carta en la que apoyó la idea de abrir el capital del Banco de la Provincia de Buenos Aires. Ni el más ingenuo puede creerle al ministro. Precisamente minutos después de esa declaración de Lavagna, voceros de la gobernación bonaerense se apresuraron a aclarar que Solá “en ningún momento” sugirió en esa misiva la posibilidad de una privatización parcial.
Si bien la actitud del ministro provocó malestar en los bancos Nación, Provincia de Buenos Aires y Ciudad de Buenos Aires, y a los gobiernos de los cuales dependen estos dos últimas entidades, también suponen que el FMI condicionará un acuerdo con la Argentina a un fuerte ajuste en los bancos. “El Fondo cumplirá con el rol de abogado de la banca extranjera. Pretende acorralarnos para que el negocio bancario les quede a ellos. Habrá una fuerte presión para sacarnos de carrera”, advirtió la fuente a Página/12.
En opinión de distintos directivos de la banca oficial que pidieron mantener en reservas sus nombres, la estrategia de Washington ya no es privatizar los bancos públicos. “Se dieron cuenta de que no hay espacio político”, señalaron. Tampoco reclaman que los bancos estatales se dediquen exclusivamente a las operaciones transaccionales, tal como lo hicieron a comienzos de año, “porque percibieron que ése será el principal negocio bancario en los próximos años y lo quieren para los extranjeros”. En las entidades públicas lo dicen en forma cruda y directa: “quieren asfixiarnos”, denuncian. La clave sería derrumbar el nivel de ingresos de los bancos: impidiendo tanto la captación de depósitos y, por lo tanto, también de préstamos, como la diversificación de los negocios y la apertura de nuevas sucursales. Otro punto radica en la supuesta pretensión del FMI de que todo el ajuste del sistema financiero recaiga en el sector público. Es decir que el achicamiento de personal se produzca en esas entidades y no en las internacionales para evitar que éstas sigan siendo castigadas por la opinión pública.
La situación del sistema financiero es un tema recurrente en las negociaciones con el Fondo Monetario. Desde que estalló la crisis, el Banco Central, Economía y las asociaciones bancarias forman parte de una comisión mixta que analiza el futuro de la banca pública. En la city sospechan que el FMI pretende acelerar el proceso de achicamiento de las entidades oficiales. En los bancos estatales también creen que el FMI propondrá finalmente la offshoreización de la banca. Es decir, que las entidades extranjeras capten depósitos que garantizarán sus casas matrices del exterior, desestimando la posibilidad de un nuevo corralito en un futuro. Quienes critican este proyecto alegan la improbabilidad de que,bajo este modelo, se concreten préstamos en forma masiva. “Si los estatales quedan reducidos a su mínima expresión y los extranjeros no prestan, es muy difícil que la economía salga de la crisis”, explicó la fuente a Página/12. A la vez, pronosticó que la receta del Fondo “nos condena a otros tres años de recesión: quieren una Argentina pobre, con las principales variables económicas equilibradas. Y que, en algún momento, las inversiones externas nos saquen del pozo. Esa película ya la vimos y estamos sufriendo las consecuencias. La única salida posible es con un plan propio que desaliente los objetivos perversos de la receta de Washington”, concluyó el funcionario.