ECONOMíA › VENTAS EN SUPERMERCADOS DEL INTERIOR CRECEN MAS QUE EN CAPITAL
› Por Cledis Candelaresi
Una mirada rápida a las estadísticas oficiales podría alentar la idea de que ciudades como Tucumán, Mendoza o, mejor aun, Neuquén están camino a convertirse en algo similar a la arábiga Dubai, lujosa ciudad petrolera de crecimiento veloz y ostentoso. En algunos lugares del interior del país, la facturación en los supermercados a precios corrientes subió en un año más del 60 por ciento, duplicando el promedio nacional, igualmente próspero. Una lectura más cuidada a los datos del Indec derrumba aquella fantasía, pero deja en pie el dato irrefutable de que el consumo crece en el interior con un vértigo notorio, succionando inversiones millonarias para atender esa demanda. La Patagonia, en un lugar protagónico.
Sea por la prosperidad que genera la soja en la Pampa Húmeda y en el Litoral, o por el bálsamo que representó para el Sur la riqueza petrolera –que, en parte, implicó para el sector salarios muy superiores a la media nacional–, el interior lidera las ventas en supermercados. Según el último informe del Indec, mientras la facturación a precios corrientes registró en un año un aumento del 37 por ciento en el total del país, ese porcentaje subió al 65,9 por ciento en Tucumán, al 63 por ciento en Catamarca, La Rioja, San Juan y San Luis o al 60 por ciento en Mendoza.
Vale hacer una primera aclaración, ya que esas proporciones surgen de comparar precios no deflactados, es decir, que parte de aquellas subas se explica por la inflación y no por un mayor volumen vendido. Sobre esta línea, el especialista Roberto Dvoskin se inclina a pensar que la falta de competencia en el interior habilita precios más altos. Ergo, los saltos en la facturación habría que explicarlos más por la carestía de los productos que por la avidez de los consumidores. Otra advertencia de los especialistas es que los mayores montos pueden justificarse, simplemente, por una ampliación del canal: que abra un nuevo supermercado en una ciudad chica implica una diferencia notoria en el volumen de operaciones evaluado por la encuesta oficial, pero quizá lo único que hubo en esa jurisdicción fue un desplazamiento de compradores de los negocios chicos al nuevo súper. A pesar de estas salvedades, los números siguen siendo contundentes.
El informe presentado por la consultora Nielsen en un encuentro donde se debatían temas del sector dio cuenta de cómo subían las ventas de los supermercados en el interior del país hasta fines de septiembre. A esa fecha, el 57 por ciento de la facturación de las cadenas se originaba fuera de la Capital y el Gran Buenos Aires. Mientras en esta zona el incremento de ventas en ese lapso era del 24 por ciento con respecto al año anterior, en el resto de la geografía nacional trepaba al 31 por ciento.
El mismo informe privado estimó cuánto había subido el consumo acumulado en esos meses contra el mismo período de 2006, discriminando zonas. Aquí, la Patagonia emerge como líder indiscutido de esa bonanza: en los grandes comercios del Sur, aquella suba llegó al 20 por ciento, contra el 11 de Buenos Aires o el 8 por ciento de Córdoba.
CCR da más fundamento a esa imagen de provincias sureñas pobladas de compradores voraces en su flamante análisis sobre qué ocurrió con la venta de alimentos, bebidas, cosméticos y tocador entre 2003 y 2007, en todos los canales de comercialización. Mientras el incremento de la facturación en todo el país fue del 104 por ciento y en el interior del 116, en el sector patagónico llegó al 151 por ciento.
Estos rankings tienen como marco un auge global del gasto privado, con preeminencia del que se canaliza a través de los supermercados. Durante la crisis de 2001/2002, estos grandes centros comerciales habían sido desplazados por los almacenes y minimercados. Pero ahora no sólo recuperaron su clientela, sino que ésta volvió a las primeras marcas y a artículos que en épocas de presupuestos estrechos se marginan.
Un trabajo privado que radiografía la evolución de las ventas por artículo durante 2007 desnuda la preeminencia de los que podrían considerarse suntuarios. El primer lugar corresponde a Comidas preparadas congeladas, con un incremento en el unidades compradas del 167,8 por ciento; siguen los Repelentes con una suba del 146,2 por ciento”; los Energy drinks, que dieron un salto del 100,5 por ciento y cubrecamas con un 96,3 por ciento. Naturalmente que el rubro de comestibles, incluyendo los productos frescos como frutas y verduras, también tuvo una buena performance. No sólo en términos globales. Los compradores también volvieron a los productos más caros, de mayor valor agregado, que en la jerga se distingue como el upgrade. Lejos de ser excepcional, esta oferta abundante y compleja esboza una tendencia en el interior.
Atentos a esto, los dueños de las cadenas de supermercados y de los shoppings diseñan su estrategia inversora, cuidando de cubrir baches en las provincias. Cencosud (Jumbo, Easy, Disco) está extendiendo su red por Trelew, Comodoro Rivadavia y Neuquén. Destinos a los que también apuntan con ganas otros como Wal Mart o Los Altos. Carrefour mira también para Posadas, mientras el banquero Jorge Brito se entusiasma con el Abasto de Tucumán. Diversos escenarios de una vuelta al consumo que, en esta ocasión, traspuso los límites de la siempre más rica Capital Federal.
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