El ministro Roberto Lavagna intensificará en los próximos días la estrategia para engordar las reservas del Banco Central, aumentando los controles cambiarios y las trabas para girar dólares al exterior. Sin acuerdo con el FMI a la vista, en Economía estiman que el país debe, vía exportaciones, generar los dólares suficientes para mantener la calma de los últimos tres meses en el tipo de cambio. Calculan que hasta fin de año las empresas deberían liquidar ante el Banco Central unos 1500 millones de dólares mensuales, que ya fueron embarcados durante la primera mitad del año. Pero si las cosas se complican, Lavagna tiene un as en la manga: contaría con un instrumento legal para exigir a las compañías petroleras y mineras liquidar en el país la totalidad de los dólares cobrados por exportaciones. Desde 1989, estas empresas son beneficiarias de un régimen especial que las autoriza a dejar en el exterior el 75 por ciento de sus ingresos en dólares.
Como informó este diario, Lavagna tomó la decisión de establecer estrictos controles cambiarios hace unos 20 días, cuando terminó de convencerse de que el Fondo Monetario seguía corriendo indefinidamente la fecha para la firmar un acuerdo. El lunes pasado, el Banco Central adoptó las primeras medidas en ese sentido, y el viernes las reforzó. La idea es que, sin programa con el Fondo, no habrá financiamiento externo para el país ni ingresarán nuevos capitales privados, al menos mientras la economía no muestre señales claras de recuperación. Peor aún, en el ínterin podría agravarse la fuga de capitales que, persistente, se nota desde comienzos del año, pese a que desde entonces rige una serie de barreras a la salida de capitales. De otro modo: en el equipo económico consideran crucial que los dólares que ingresen al país por la ventanilla de las exportaciones no terminen retirándose por la ventanilla de las transferencias financieras, en la que operan empresas, bancos y grandes inversores privados.
Al ministro no le gusta comparar esta estrategia con la efectuada por Malasia, país que logró recuperarse de la crisis financiera del ‘97, a diferencia de otras economías del sudeste asiático, sin el acuerdo del Fondo Monetario. Pero lo cierto es que las últimas medidas aplicadas por el Banco Central son las únicas tomadas por el gobierno de Duhalde desde enero que no responden a exigencias del FMI. Más aún, en Washington las rechazan de plano y en los próximos días aterrizará en Buenos Aires un experto con la misión de analizarlas una por una. Así, no sería extraño que en un futuro cercano el staff del organismo recomendase desmontarlas. Sin embargo, en el equipo económico piensan ir aún más lejos en el mismo sentido. Según los cálculos oficiales, entre septiembre y diciembre los exportadores deberían liquidar al Banco Central unos 1500 millones de dólares mensuales, ya embarcados pero todavía no cobrados. Como se recordará, entre las últimas medidas se redujo el monto de la exportación que debe ser rendida al Central. Por lo tanto, la estimación contempla a todas las exportaciones, pendientes de liquidación, superiores a 200 mil dólares.
Pero excluye a las exportaciones petroleras y mineras, que representan una porción cada vez más relevante del comercio exterior argentino. Por el decreto 1589 del año ‘89, las empresas del sector están autorizadas a conservar en el exterior hasta el 75 por ciento de sus dólares. Lavagna ya se interesó por el asunto. Y, sigilosamente, para no despertar al fenomenal lobby de las multinacionales del petróleo y la minería, ordenó que le preparasen un instrumento legal para modificar esa situación. Si los dólares que ingresen al país en los próximos días no fueran suficientes para mantener la estabilidad cambiaria, el ministro echaría mano de esa carta, exigiendo a esas empresas que liquiden sus dólares en el país. Lo podría hacer a partir de un dictamen de la Procuración General del Tesoro, que establecería que el mencionado decreto ya no está vigente, porque fue derogado por uno de los tantos decretos firmados por Duhalde en marzo, y que pasaron desapercibidos.