El concurso de acreedores de Aerolíneas Argentinas, que mediante la reformulación de pasivos permitió a la empresa eludir la quiebra, podría declararse nulo en cualquier momento. Mediante la respuesta a exhortos librados por la justicia española, Norma Di Noto y Jorge Silvio Sicoli reconocieron que el expediente fue adulterado. A este defecto de forma se suma otro de sustancia: si se concluye que el procedimiento que utilizaron los acreedores es incorrecto, tampoco sería válida la quita que estos consintieron a la compañía.

En términos legales, económicos y políticos sería una catástrofe, cuya factibilidad no es ignorada por los gobiernos. El intercambio de papeles entre jueces de aquí y allá se hace a través de las embajadas, es decir, por una vía formal que pone los datos a disposición de las autoridades políticas. Del ministro de Planificación, Julio De Vido, y su su-bordinado, el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, a la ministra de Defensa, Nilda Garré –quien el viernes estuvo interiorizándose sobre el tema–, pasando por Alberto Fernández, nadie ignora estos riesgos, que también tiene en claro Miguel Moratinos, ministro de Asuntos Exteriores de España.

Jorge Silvio Sicoli, titular del Juzgado nacional de primera instancia en lo Comercial Nº 15, donde se tramita el concurso aún abierto de Aerolíneas, precisó a la jueza española Gemma Gallego que la empresa de Antonio Mata, Royal Romana Playa, no sólo había recibido créditos subrogados de Air Comet sino que había votado en el concurso de acreedores en nombre de ella. Más grave que este mecanismo objetable es que lo hizo en virtud de una autorización escrita que fue adjuntada al expediente subrepticiamente, fuera de término.

Todo el concurso estuvo bajo el imperio de la antecesora de Sicoli, Norma Di Noto, ahora jubilada. Ella ya había dicho en un documento firmado el 15 de diciembre del 2005 que “el expediente judicial ha sido adulterado”. Se refirió al ingreso irregular de la foja 31.055. Esta corresponde a aquel documento que vincula Royal Romana Playa con Air Comet y permite descubrir una parte de la maniobra para reformular los pasivos de la línea aérea privatizada. Esto dio lugar a un sumario interno en el juzgado argentino y también abonó los trámites españoles: en el de Gallego también se investigarán por vía separada los pormenores de la convocatoria argentina. Si bien fue homologado hacia finales del 2002, y gran parte de los pasivos ya fueron renegociados con la quita del 60 por ciento, el concurso de Aerolíneas aún no está cerrado. Está en discusión una hipoteca sobre aviones a favor del Banesto. Casi una cuestión menor en relación a la idea de que el expediente está viciado en una parte fundamental y que por ello la convocatoria de acreedores podría declararse nula.