Jue 02.10.2008

ECONOMíA • SUBNOTA  › LA ECONOMíA ESTADOUNIDENSE CON SIGNOS LIMíTROFES A LA RECESIóN

Por baja en las ventas, se retrae la producción

La economía estadounidense sigue dando señales de lo irreversible de su situación. A pesar de los esfuerzos de demócratas y republicanos para limar sus diferencias y salvar a su país, la suerte, al menos en el corto y mediano plazo, está echada. Los primeros sondeos privados y balances de las firmas más importantes de la mayor economía del mundo dan cuenta de esa situación. La producción fabril se retrajo nuevamente en septiembre y se ubicó a dos puntos de evidenciar una recesión. Las compañías automotrices arrojaron importantes pérdidas, debido a una merma considerable de sus ventas, mientras que las solicitudes de hipotecas se desplomaron en un 23 por ciento, sólo en la última semana.

No hace falta un análisis demasiado minucioso para prever la inocultable situación de recesión de los sectores que lideran la economía de los Estados Unidos. La actividad manufacturera se contrajo en septiembre al mayor ritmo desde la última precipitación, en 2001, a medida que las ventas se redujeron a mínimos históricos. El índice de actividad fabril de los Estados Unidos cayó a 43,5 en septiembre, luego de un 49,5 en agosto, según informó ayer el Instituto de Gerencia y Abastecimiento. El indicador considera 50 como la línea divisoria entre la expansión y la contracción. Además, las 41 unidades son consideradas un signo de recesión del sector.

El crac financiero pegó de lleno en la industria automotriz. Las ventas de vehículos nuevos de todas las marcas cayeron en septiembre, en comparación con el mismo mes del año pasado. La comercialización de vehículos General Motors se redujo 15,8 por ciento, con un total de 284.000 unidades vendidas contra 337.640 un año atrás. La mayor pérdida fue en el despacho de vehículos pesados, que se replegó un 19,8 por ciento. La caída se dio a pesar de que la firma automotriz ofreció el mes pasado a sus clientes descuentos similares a los que otorga a sus trabajadores para la compra de vehículos.

Más empinado fue el desbarranque de su principal competidora, Ford Company, que sufrió una caída de 34 por ciento, según el comunicado que difundió ayer la empresa. La marca del óvalo comercializó un total de 116.734 unidades, contra 176.204 un año antes. La empresa subrayó que estas cifras son las más bajas del año para la firma y para todo el ramo automovilístico de Estados Unidos. El fabricante vendió un 19,4 por ciento menos en automóviles y 39,5 en vehículos pesados.

El tercero fue Toyota, que informó una caída de 29,5 por ciento. La firma vendió 144.260 vehículos el mes pasado, contra 213.042 en septiembre de 2007. La mayor baja ocurrió en su modelo de lujo Lexus, con un desplome de 33,4. Estas tres se suman a la situación de Chrysler. La compañía obtuvo una pérdida de 34 por ciento en los vehículos pesados y de 29 para los automóviles particulares, informó su presidente, Jim Press, quien prometió estimular a sus clientes con “financiamientos innovadores”. En Volkswagen las ventas cayeron 9,4 por ciento, mientras que Audi comercializó 5,4 menos. En tanto, Daimler despachó en septiembre 16,4 por ciento menos. La venta total del año fue de 177.298 unidades, con un retroceso de 1,6 por ciento.

Por su parte, la firma Challenger, Gray & Christmas reveló que el último mes Estados Unidos vivió un recorte de 95.094 puestos de trabajo, un 7,2 por ciento más que en el mes anterior y un 32,5 más que hace un año. De los empleos eliminados en septiembre, sólo 8244 fueron del sector financiero, que se situó por detrás del informático, automovilístico y textil. El relevamiento muestra que el impacto no sólo no se circunscribió al sistema financiero, sino que su impacto es aún mayor en el sector real.

El diagnóstico de los especialistas es que la industria está ya al borde del colapso: no hay pedidos, ni empleo ni incentivo para la inversión de las empresas. Otros sectores podrían caer pronto a medida que sigan incrementándose las ejecuciones hipotecarias, las reglas crediticias sean cada vez más estrictas y el creciente desempleo erosione el gasto de los consumidores. Ayer, fuentes del sector inmobiliario informaron que en la última semana la solicitud de hipotecas se redujo un 23 por ciento, mientras los pedidos de refinanciamiento se desplomaron 35.

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