Vie 10.10.2008

ECONOMíA • SUBNOTA  › DIRECTORES DEL FMI Y EL BANCO MUNDIAL, DESORIENTADOS CON LA CRISIS

Se preguntan qué salió mal

En el inicio de la asamblea de los organismos, Strauss-Kahn y Zoellick admitieron que el descalabro financiero alcanzó una dimensión no prevista. Dijeron que en 2009 habrá crecimiento cero en las grandes potencias y de tres puntos en los países en desarrollo.

› Por Sebastián Premici

Desde Washington

En Washington, sobre la calle 19, un fantasma recorre el hall del edificio de donde partieron las recetas neoliberales de los últimos veinte años. No es el fantasma del comunismo europeo de los siglos XIX y XX. Es el fantasma de un cambio de época, que alcanza a esta institución que se suponía que debía evitar las grandes depresiones. La historia del destino del Fondo Monetario Internacional se está escribiendo al compás de los avatares de la crisis global. Sus directivos se siguen llamando a sí mismos advisers (consejeros), cuando en realidad son arquitectos del sistema financiero que está colapsando. “¿Cuál es su plan de emergencia para esta crisis?”, les preguntaron ayer aquí a Dominique Strauss-Kahn, director gerente del FMI, y a Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial. “Nuestro plan de emergencia es tener un plan dentro de dos semanas”, respondió Strauss-Kahn, sin tratar de ser irónico. Fue el inicio de la asamblea anual conjunta de los organismos, que se extenderá hasta el próximo domingo.

“Más allá de que para 2009 prevemos un crecimiento cercano a cero por ciento para las economías avanzadas y de 3 por ciento para los países en desarrollo, empezamos a ver una recuperación para la segunda parte de 2009. Por lo tanto, éste es un mensaje de esperanza”, señaló el titular del FMI. Sin embargo, después aclaró que “todavía estamos en el medio de la crisis” y por lo tanto sus consecuencias siguen siendo imprevisibles.

“¿Qué hemos hecho en los últimos seis meses”, se preguntó Strauss-Kahn durante la conferencia de prensa. “Les dimos consejos a los países. Ofrecimos asistencia técnica y también el financiamiento que necesitaban quince países, a través de diferentes reformas de nuestros requisitos para conceder créditos”, respondió. “Esta crisis tiene que ver con fallas en la regulación y en la supervisión de las economías avanzadas. Por supuesto, también existen fallas en las instituciones privadas dedicadas a las inversiones de riesgo y también hubo fallas en los mecanismo de disciplinamiento endógenos de los mercados”, admitió, como si el FMI no hubiera tenido responsabilidad en ese proceso.

El Fondo fue creado en julio de 1944 en una conferencia internacional celebrada en Bretton Woods (New Hampshire, Estados Unidos), en la que los delegados de 44 gobiernos acordaron crear un marco para la cooperación económica con el propósito de evitar la repetición de las medidas que contribuyeron a la Gran Depresión de los años treinta. Actualmente, el FMI parece estar lejos de reconocer su injerencia en la arquitectura financiera mundial.

Sin embargo, tímidamente Strauss-Kahn continúa mencionando la posibilidad (y necesidad) de modificar el G-7 y ampliarlo a varios países. Seguramente, cuando el grupo de las siete principales potencias del mundo se vuelva a reunir, el fantasma de su modificación sobrevolará a los representantes de esos países.

–¿Cuál es el plan de emergencia del FMI? –le preguntaron a Strauss-Kahn.

–Los procesos para emergencias fueron desarrollados en 1995 y es lo que nos permite adelantar créditos y flexibilizar nuestras condiciones. Un nuevo programa existirá. No hay manera de financiar esta situación sin un programa que defina las nuevas políticas macroeconómicas a seguir. Esto tiene que hacerse rápido, en no más de dos semanas. Este es nuestro plan de emergencia –respondió.

Una hora después habló el titular del Banco Mundial, Robert Zoellick. El funcionario aseguró que para el año que viene el mundo reducirá su crecimiento en dos puntos y que lo más relevante desde su organización será evitar que “los pobres paguen las consecuencias de la crisis”. Por eso se alegró al anunciar que Australia había donado dinero para distribuir entre las naciones más carenciadas.

–¿Cómo impactará la crisis en el Banco Mundial?

–La clave es ayudar a que los países cumplan con sus proyectos. El 40 por ciento de nuestros recursos del sector privado va para los países pobres. Nosotros estamos para marcar el mapa –respondió Zoellick.

Antes de finalizar la conferencia de prensa, el titular del Banco Mundial se preguntó: “¿Qué salió mal?”. La respuesta es el fantasma que sobrevuela el edificio del FMI por estas horas.

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