ECONOMíA • SUBNOTA › DUROS PLANTEOS LATINOAMERICANOS EN LA REUNIóN CON PAULSON Y CON EL FONDO MONETARIO
Los representantes del continente explicaron que Latinoamérica está bien parada ante la crisis y exigieron soluciones rápidas y reforma en el FMI. Fernández criticó la debilidad de la regulación en Estados Unidos.
› Por Sebastián Premici
Desde Washington
“Nuestra situación fiscal es mejor que la de otros países y contamos con variables macroeconómicas sólidas, lo que nos hace estar mejor parados frente a esta crisis internacional. Esto no quita que les pidamos a las principales potencias, como miembros del G-20, que se debe pasar a la acción inmediatamente.” Con estas palabras, el ministro de Economía Carlos Fernández describió a PáginaI12 el clima que se vivió dentro del encuentro del Grupo de los 20 con las autoridades norteamericanas. Del encuentro también participaron Hernán Lorenzino, secretario de Finanzas, y Martín Redrado, titular del Banco Central. Más temprano, durante la reunión del Comité Monetario y Financiero del FMI, Fernández señaló que “esta crisis fue producto de las debilidades de las políticas monetarias y los marcos regulatorios de las potencias económicas”.
Antes del encuentro del G-20, la delegación argentina participó de una reunión con el secretario del Tesoro, Henry Paulson, junto a funcionarios de Chile, Perú, México y Colombia, y de Luis Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de De- sarrollo. La delegación argentina también participó del Comité Monetario y Financiero del FMI. En ese encuentro, el ministro Fernández planteó la necesidad de implementar acciones coordinadas por parte de los países avanzados para contener la crisis de confianza y solvencia que afecta a sus mercados financieros. “Para Argentina, esta crisis es el producto de las debilidades de las políticas monetarias y los marcos regulatorios de las potencias económicas, que generaron excesivos riesgos sistémicos y burbujas de activos en sus propios mercados”, señaló Fernández, con dureza, durante su presentación.
Al mismo tiempo, Argentina destacó la importancia de avanzar en la concertación de políticas entre los países industrializados y las naciones en desarrollo, para permitir que se sostenga la demanda agregada mundial y el crecimiento. “Resulta prioritario evitar una recesión mundial y el círculo vicioso asociado, lo que implica incrementar la demanda doméstica de los países con superávit externo. De esta manera, se podría compensar la fuerte desaceleración esperada en los países avanzados y se promovería un ajuste gradual y ordenado de las paridades cambiarias en el contexto de los desequilibrios externos mundiales”, indicó el ministro durante su presentación ante el Comité.
Los países de Latinoamérica están haciendo por estas horas evaluaciones similares sobre el contexto internacional. Por ejemplo, el ministro de Economía de Perú, Luis Valdivieso, señaló que lo importante en este momento es mantener el crecimiento económico local y de la región. “Nosotros tenemos un buen nivel de superávit fiscal (2,7 por ciento del PBI para este año) y un buen nivel de reservas, de 35.000 millones de dólares. Somos los afectados de esta crisis que comenzó en los países centrales y luego rebotó en los países en desarrollo”, indicó Valdivieso.
Siguiendo esta línea, Fernández argumentó que “el principio de responsabilidades diferenciadas será vital para reconducir este proceso, una posición bien diferente a la que ocupan las economías en vías de desarrollo, las cuales se verían perjudicadas indirectamente por la desaceleración mundial”.
La crisis financiera dejó al descubierto la incapacidad del FMI para garantizar la estabilidad mundial y su falta de supervisión efectiva a los países avanzados. Básicamente, los países del G-20 criticaron la estructura de gobierno del FMI. En este sentido, el ministro de Economía señaló durante su presentación ante el Comité Monetario y Financiero del Fondo que “hacen falta cambios sustantivos en la forma de implementar las funciones de supervisión y financiera de la institución. El FMI debe concentrar su atención en el seguimiento de los países avanzados e identificar sus vulnerabilidades y, al mismo tiempo, ampliar significativamente el acceso al financiamiento bajo un esquema sin las actuales condicionalidades que no se ajustan a la realidad económica y política de nuestros países”.
Por su parte, funcionarios chilenos solicitaron rapidez en los mecanismos de provisión de liquidez en los mercados, para asegurar que esos fondos lleguen a las pequeñas y medianas empresas. “Todos los países latinoamericanos compartimos la idea de que hay que abordar esta crisis con rapidez”, señalaron desde la delegación chilena.
El mensaje fue claro y unificado. Latinoamérica, si bien no es inmune a la crisis, está mejor parada que los países desarrollados. Y cuando tradicionalmente era el FMI el que exigía condiciones, ahora son los países en desarrollo los que presionan.
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