Desde Azul y Olavarría

La presidenta de la Sociedad Rural de Olavarría trabaja 700 hectáreas dedicadas a la ganadería. El más pequeño productor que aparece en el imaginario de los dirigentes agropecuarios, tanto desde la Mesa de Enlace como para los que se hacen llamar autoconvocados, es aquel ruralista que tiene como mínimo 300 hectáreas. Ayer por la tarde, los ruralistas de Azul y Olavarría se reunieron en la ruta 226, a la altura del peaje que une ambas ciudades. Se pararon en el medio de la ruta, pero dejando pasar los pocos camiones que por ahí transitaban. Cantaron el Himno Nacional y cruzaron algunas llamadas con otros productores para coordinar las próximas acciones. Al costado de la ruta estaba Joaquín (quien prefirió no decir su apellido porque todos en la zona se conocen) junto a su mujer, dentro de un Ford Escort, modelo 1990, despintado y cansado por los años. Mientras miraba a los ruralistas cantando el Himno, comentaba a Página/12: “En el primer paro apoyé la protesta, cuando todos éstos que hoy están acá en vez de estar en las rutas estaban trabajando. Yo no saqué nada del conflicto, se ve que ellos pueden seguir protestando a la vez que ganan plata. Se ve que mal no les va”.

La protesta agropecuaria naturalizó que el pequeño productor es aquel que tiene 300 hectáreas, como mínimo. De ahí para abajo, vaya a saber qué. “Yo trabajo 27 hectáreas, soy chiquitito, chiquitito. Con este conflicto, los grandes hicieron tres veces la diferencia, es decir ganaron más plata que cualquier otro. A ellos les dan créditos porque tienen muchas hectáreas. A mi no me lo dan”, comentó el chacarero de Olavarría.

Por la zona hay aproximadamente 400 chacras, de 47 hectáreas cada una. Ni más ni menos. No aparecen en los registros de los pequeños productores que dicen representar los integrantes de la Mesa de Enlace ni los llamados autoconvocados. Si bien ambas posiciones no tienen que ser contradictorias, en la representación del conflicto aparece una sola posición. Esto ocurre en el discurso de la Mesa de Enlace –a pesar de que ahora Eduardo Buzzi busque redimirse– y ocurre sobre la ruta. Unos van en 4 x 4 último modelo y otros en un Escort modelo ’90. Los dos tienen derecho a crecer económicamente y ser escuchados, aunque sólo los que montan una Ranger aparecen por televisión.

“Yo gano 1000 pesos por mes. Con eso vivo bien, el campo me da todo, casa, comida. No me quejo”, enfatizó Joaquín a este diario, quien comentó que hace varios años sus márgenes de rentabilidad eran mayores, aproximadamente 60.000 pesos al año. A algunos no les da pudor decir cuánto ganan.

“Si no hubiese esta sequía, no pasaría nada. Todo es culpa de la sequía. En esta zona se producía bien hasta 2007, con retenciones incluidas y nadie se quejaba”, se confesó ante este diario un ex rugbier de Capital Federal que un día abandonó el deporte y se fue a vivir a Olavarría.

Joaquín hace ganadería y un poco de agricultura, como la mayoría de los productores de Olavarría que se vieron afectados por la sequía. También se levanta a las tres de la mañana para ordeñar sus pocas vacas. Mientras ve pasar a los ruralistas en sus camionetas, piensa en voz alta: “El Gobierno no va a aflojar y ellos no van a dejar de ganar. Parece que estuviera todo arreglado”.

No son pocos los que dicen que la sequía es lo peor que le viene pasando a Olavarría en los últimos años. “Tendría que haber sequía por tres años más, así se funden todos, los que se dicen pequeños con 300 hectáreas y los pooles.” Es lo último que dijo Joaquín, con bronca, antes de arrancar su Escort y partir hacia Las Flores.