En el Gobierno no quieren ni abrir la boca para que no se les escape alguna palabra o algún gesto que pueda darles a los directivos de las cámaras agropecuarias alguna excusa para extender el lockout que termina el viernes próximo o para que salgan a cortar rutas, que ya tuvo una expresión incipiente en Bolívar. Por eso todos los funcionarios consultados ayer por Página/12 se negaron a comentar cómo estaban viendo la evolución del lockout, aunque aceptan con satisfacción cuando se les señala que la adhesión parece ser bastante pobre.

Al Gobierno parece alcanzarle, además, con que en esta ocasión la medida de fuerza tampoco tenga la adhesión social que supieron tener otros lockouts similares el año pasado. En ese sentido, por toda respuesta un funcionario se limitó a señalar una encuesta realizada ayer por la edición digital del diario La Nación. Allí se preguntaba a los lectores cómo calificaban “la convocatoria al paro realizada por la Mesa de Enlace”. Al 27,90 por ciento le parecía acertada, pero la opción de respuesta con más adhesiones fue el “no sabe”, con el 49,32.

Otro funcionario explicó así la negativa a hacer alguna consideración explícita sobre el lo-ckout. “De Angeli se sale de la vaina por armar quilombo y nosotros estamos aprendiendo a no darles pasto a las fieras”, aseguró la fuente, que admitió que en la Casa Rosada no pierden de vista las diferencias ya irreconciliables entre el presidente de la Federación Agraria, Eduardo Bu-zzi, y su subalterno de la filial de Gualeguaychú, Alfredo De Angeli.

Por eso ayer hubo directivas expresas para que nadie saliera a responderle a Buzzi cuando acusó duramente al gobernador bonaerense Daniel Scioli de ser “el felpudo de Kirchner”. En declaraciones radiales, Buzzi buscó pegarle directamente a Scioli. Cuando su entrevistador ya lo estaba despidiendo, el directivo agropecuario hizo un último comentario en el que llamó a marchar el 8 de septiembre a La Plata contra el gobernador Scioli, porque “es el felpudo de Kirchner”. Por supuesto salieron a contestarle desde el entorno del gobernador. Lo hizo el secretario de Gobierno, Eduardo Camaño, quien dijo que “Buzzi es el felpudo de los pooles sojeros”. Pero del gobierno nacional nadie abrió la boca.

Aquel supuesto aprendizaje al que hacía referencia el funcionario evidentemente tiene como punto de contraste el manejo del conflicto el año pasado, cuando cualquier actitud o comentario del Gobierno daba pie a las cámaras agropecuarias para redoblar las medidas contra la Casa Rosada.

Un punto que parecía despertar cierta preocupación en las cercanías de la presidenta Cristina Kirchner era que los productores agropecuarios, en caso de extender la medida, pudieran generar otra vez desabastecimiento y, en consecuencia, suba de precios, como ocurrió en 2008.

“Hasta ahora y pese a que hoy (por ayer) sólo entraron 33 vacunos a Liniers, el abastecimiento de carne y de otros alimentos está garantizado, pero si empiezan a cortar rutas y no dejar pasar camiones como el año pasado, esa situación podría variar”, señaló una de las fuentes consultadas por este diario. De todas maneras, en el Gobierno confían en que los productores agropecuarios no llegarán nuevamente a esos extremos, porque la sociedad ya no los aplaude como antes y esta vez hasta podría verlos claramente como los causantes de un eventual desabastecimiento.

Por último, un alto funcionario señaló: “Esperemos que pase el viernes, porque la semana próxima tenemos que retomar el diálogo para seguir avanzando con la Mesa de Enlace en algunos temas que quedaron pendientes”.