ECONOMíA • SUBNOTA
El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, criticó la postura de Alemania, que es uno de los países que más se oponen a la inyección de 600 mil millones de dólares que anunció la FED para depreciar el dólar e incentivar las exportaciones estadounidenses. “Países exportadores como Alemania se benefician de nuestros mercados abiertos y de la compra por nuestra parte de sus bienes”, tiró Obama. Además, volvió a justificar la decisión de su gobierno de impulsar la reactivación de la economía, aunque no se refirió de forma explícita a la expansión monetaria. El argumento es que, por el tamaño del mercado estadounidense, su recuperación tracciona sobre las demás economías. “Continuamos siendo el mayor mercado del mundo y un inmenso motor para el crecimiento de los demás países”, afirmó. Por su parte, el secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, hizo la vista gorda frente a las críticas. “Nunca buscaremos debilitar nuestra moneda como herramienta para ganar ventaja competitiva”, indicó. “Verán en esta cumbre un acuerdo con apoyo de todos los países, incluyendo Alemania, de que necesitamos asegurar un crecimiento equilibrado”, dijo Obama, que mantuvo una reunión a solas con su par alemana, Angela Merkel, previo al cónclave principal del G-20.
Alemania se mostró muy crítica de la propuesta estadounidense para que los países limiten sus déficit o superávit de cuenta corriente a un máximo del PIB. “Es injustificada e inapropiada”, manifestó la canciller, Angela Merkel. La mandataria argumentó su postura desde los fundamentos del liberalismo económico. “Las diferencias de competitividad entre países no pueden ser niveladas con límites políticamente impuestos. El Estado no puede intervenir en las acciones de los actores del mercado”, señaló, también criticando las medidas comerciales proteccionistas. “Es necesario encontrar un modo de cooperación para reducir los desequilibrios, pero el Estado tiene un papel limitado en el mercado”, agregó la mandataria, en un cónclave que mantuvo con empresarios que invierten en su país. Merkel estuvo reunida con Obama antes del comienzo de la cumbre del G-20, para intentar limar diferencias en torno de la llamada “guerra de monedas”, intensificada luego de que Estados Unidos decidiera inyectar 600 mil millones de dólares para depreciar el dólar y así transferir la crisis de su economía hacia Europa y los países emergentes. Para la mandataria, el encuentro bilateral “envía una señal en favor del crecimiento global”.
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