ECONOMíA • SUBNOTA › LA EXPANSIóN DEL EMPLEO, FACTOR CLAVE PARA UN REPARTO MáS JUSTO
A diferencia de lo que ocurrió durante la década del noventa, el crecimiento de la economía, con una variación anual promedio del PIB de 8 por ciento entre 2003 y 2008, se basó fundamentalmente en la expansión del entramado productivo local, incorporándose alrededor de 125 mil empresas privadas en la industria, comercio y servicios entre 2003 y 2009. El incremento de las inversiones productivas fue un rasgo significativo de este período, registrando un aumento de su incidencia en el PIB de 11 por ciento en el año 2002 a 23,5 por ciento en el 2010. La recuperación del nivel de actividad junto con un tipo de cambio real elevado dio un fuerte impulso a la generación de puestos de trabajo. La tasa de empleo mostró una tendencia creciente desde 2003, con un aumento acumulado de 15.84 por ciento hasta el año 2010.
La dinámica sectorial mostró una tendencia a la creación de empleos en actividades intensivas en mano de obra. Según un informe de la cartera laboral, “el ritmo de crecimiento del empleo industrial fue sobresaliente, pero todos los sectores reflejaron una tendencia muy positiva. Aproximadamente el 70 por ciento de los nuevos puestos de trabajo fue explicado por la industria, construcción, comercio y servicios financieros. Esta característica hizo que la recuperación del empleo fuese extendida en los diferentes niveles de calificación, aunque siempre con una mayor intensidad en los más bajos (primaria completa o menor)”. Como ejemplo, valga citar que la construcción creció de manera importante en este período.
En relación con la categoría ocupacional, la evolución del empleo presentó cambios sustantivos en comparación con lo evidenciado en la década del noventa. Los puestos de asalariados registrados crecieron 46 por ciento entre 2003 y 2009, mientras que los asalariados no registrados sólo crecieron 15 por ciento y los no asalariados (independientes, cuentapropistas y patrones) apenas 8 por ciento. Estas cifras evidencian un proceso de expansión del empleo formal, instalando una dinámica de incorporación de trabajadores precarios y desocupados a empleos registrados. En este contexto, se logró una reducción de la incidencia del empleo no registrado entre los asalariados, pasando de 49 por ciento en 2003 a 36 por ciento en 2009.
Además de la importancia en la dinámica del empleo registrado, el nivel de salario real también tuvo un comportamiento distinto en este período tanto por categoría ocupacional como por nivel de educación. Si bien hubo un aumento del salario real, éste fue relativamente mayor para los asalariados no registrados y para los trabajadores con menor calificación. Este fenómeno contribuyó para la reducción de la brecha salarial derivada de estas características entre los ocupados.
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