Mié 13.06.2012

ECONOMíA • SUBNOTA  › EVASIóN EN EL CAMPO

Rebeldía fiscal

› Por Sebastián Premici

En 2008, la Mesa de Enlace, integrada por la Federación Agraria, la Sociedad Rural, CRA y Coninagro, había proclamado una “desobediencia fiscal” al rechazar el pago de retenciones móviles, posicionándose a sí mismos como baluartes de la Patria. Querían una reforma tributaria, ideada desde los cortes de ruta, el lockout patronal y el desabastecimiento. Cuatro años después, los mismos ruralistas reclaman una modificación en el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, en sintonía con Hugo Moyano, el líder de la CGT.

Aquel conflicto sirvió para que la sociedad se enterara de cuáles eran los intereses detrás de los representantes del sector. “Todos somos el campo”, decían. Ese mismo “campo” que reclamaba una “desobediencia fiscal” era y es el sector de la economía que tiene más del 60 por ciento de sus trabajadores en negro, o bajo condiciones precarias, según datos del Ministerio de Trabajo y la AFIP.

El que está en la informalidad o en negro no tiene obra social, no realiza aportes para su futura jubilación, queda al margen de la protección de las leyes laborales. Por su parte, el empleador, o empresario –que es representado por la Mesa de Enlace– elude el pago de las contribuciones patronales. En última instancia, el mayor perjudicado resulta el Estado, que dejará de recibir recursos que luego deberían destinarse a financiar las políticas públicas.

Un dirigente de la Federación Agraria, que se autoproclama a sí mismo de izquierda, tuvo una curiosa conversación con este diario sobre por qué le pagaba en negro a un empleado. Fue al final de la conferencia de prensa realizada ayer por la Mesa de Enlace. Arrancó por el aniversario del Grito de Alcorta y terminó en la confesión. El dirigente en cuestión tiene un campo de 109 hectáreas en Carlos Casares y dice que cultiva no sólo soja. También le dijo a Página/12 que su empleado vive bien, con su familia, y que el año pasado pudo comprarse un autito modelo 2008. “Yo le pago en blanco, el mínimo, que son 2500 pesos. Después le pago mucho más. Le pago así para que no tenga que pagar el Impuesto a las Ganancias. Pero yo sí pago Ganancias”, contó. En negro le paga otros 2500 pesos, es decir 5000 pesos en mano, cifra que no llega a tributar Ganancias.

–¿Cómo hace una entidad como Federación Agraria para después pedirle recursos al Estado cuando eluden impuestos por otro lado? –preguntó este diario.

“Y bueno, cuando cambie el Estado, ahí me ajustaré yo”, respondió el federado.

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