La posibilidad de establecer retenciones generalizadas a todos los rubros de exportación fue criticada por representantes de los sectores involucrados y defendida por otros como la única alternativa para enfrentar el déficit fiscal en un contexto de brusca caída de la recaudación y la actividad económica. El vocero presidencial, Eduardo Amadeo, señaló que “no se descarta esta posibilidad” y que la Nación “está negociando con algunos sectores económicos esa variable”.
“Cuando hay devaluación, la teoría económica dice que hay que acompañarla con retenciones a las commodities, porque si no al vendedor le conviene vender afuera y sube los precios adentro”, destacó el tributarista Guillermo Fernández, del Consejo Profesional de Ciencias Económicas. “Las retenciones no quitan renta genuina, lo que hacen es captar parte de la sobrerrenta que se obtiene a partir de la devaluación”, agregó. Pero “en este punto hay que reconocer que todo el mundo subsidia al agro y que si ponemos retenciones no lo estaríamos tratando igual”.
Como era de esperar, Enrique Crotto, titular de la Sociedad Rural Argentina (SRA), pidió que no hubiera retenciones al agro.
El sector agropecuario representa el 52 por ciento de la masa total de ventas al exterior. En el Gobierno calculan que una retención del 5 por ciento llevaría al Tesoro unos 1400 millones de dólares anuales. En línea con Crotto, el economista Orlando Ferreres, ex secretario de Coordinación Económica de Carlos Menem, consideró que la vuelta de las retenciones “es una locura y una improvisación. Ahora resulta que se hizo una devaluación para exportar más y pretenden imponer retenciones, lo cual es por lo menos contradictorio, en un momento en que tiene que haber mensajes claros”, fustigó. Además, consideró que “esta es la vía fácil, es el facilismo para no decidirse a bajar de una vez el gasto público, que está superado por años de aumentos”.