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La salud no es silencio
Con fragmentos de cintas rojas adheridos a los rostros y los cuerpos, los militantes de Health Gap pusieron el acento en uno de los conflictos irresueltos entre el Norte rico y el Sur pobre: las dificultades de éstos para acceder a medicamentos más baratos. “No jueguen con la salud”, rezaban algunas de las pancartas del grupo, sólo uno de los cientos que ayer manifestaron en Cancún contra el libre comercio y multilateralismo comercial, pero el único que llegó al lugar de las negociaciones.
Por la resistencia de los laboratorios norteamericanos, no pudo llegarse en la OMC a un acuerdo en los términos que aspiraban, en particular, las naciones africanas: que en caso de epidemia se le permitiera importar drogas sin el pago de patentes y desde cualquier proveedor, el que pidiera el menor precio.
Desde Buenos Aires, a miles de kilómetros de las playas mexicanas, los laboratorios nacionales de toda Latinoamérica –defensores de la fabricación de copias sin el pago de derechos– también hicieron en las últimas horas su protesta sobre esta cuestión, aunque menos original y colorida. “La salud será un privilegio que estará al alcance de unos pocos si se accede a las presiones y pretensiones unilaterales en los acuerdos de libre comercio como el ALCA, aceptando las reglas que refuercen los monopolios”, sentencia un comunicado de Alifar.
En el centro de Cancún, a diez kilómetros de la zona hotelera donde las delegaciones negocian, otros militantes manifestaron contra la OMC, rectora del libre comercio global. ONG ambientalistas, organizaciones indígenas y campesinos también lamentaron el suicidio del granjero surcoreano que el miércoles denunció la pérdida de todo su capital abriéndose el pecho con un cuchillo.
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