ECONOMíA • SUBNOTA › DESPLIEGUE CON AVIONES, HELICOPTEROS Y BLINDADOS
› Por Fernando Krakowiak
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llegó ayer a las seis de la mañana a Brisbane (cinco de la tarde del viernes en Argentina) en el Air Force One que aterrizó en la base militar Amberley. Desde allí se trasladó en helicóptero hasta la caravana de autos con la que llegó al Hotel Marriott, donde se hospeda encabezando una delegación estadounidense de 1000 personas. El mandatario sólo se quedará hasta hoy, pero su equipo del servicio secreto estuvo preparando desde comienzos de noviembre el desembarco con extravagantes medidas de seguridad. Pese a todo, algunos gobernantes australianos vivieron la llegada de Obama casi como si fueran groupies. El premier de Queensland, Campbell Newman, había invitado al presidente a dar una charla en el campus Santa Lucía de la Universidad de Queensland y dijo que el discurso del líder estadounidense iba a marcar un hito en la historia de la ciudad, a tal punto que se lo iba a recordar como “Brisbane Speech”. Finalmente, Obama habló ayer en la universidad ante un auditorio colmado. “Hay un lazo entre los dos países y Australia es todo lo que uno quisiera de un amigo y aliado”, aseguró al destacarlo como un socio en Asia-Pacífico.
El servicio secreto de Estados Unidos se instaló en el Marriott hace un par de semanas y sorprendió a la gente del hotel al ordenar retirar todo el alfombrado para chequear que no hubiese ningún objeto extraño. Incluso en la prensa local trascendió que habían solicitado cambiar todo el cableado del hotel para garantizar la inviolabilidad de sus comunicaciones.
El próximo paso antes de la llegada de Obama tuvo lugar el jueves a la tarde, cuando aterrizó en Amberley el avión C-17 Globemaster III de la fuerza aérea norteamericana que trajo más personal de seguridad y equipamiento. Entre los vehículos que descargaron del avión estaba el auto presidencial conocido como “La Bestia”, un Cadillac preparado para soportar ataques bioquímicos, balas y bombas. Tiene espacio para armas y provisión del tipo de sangre del presidente en caso de emergencia. “La Bestia” en realidad son dos, porque cuando Obama tiene que trasladarse salen dos Cadillac. Uno donde viaja Obama y otro donde va uno de sus dobles. Ayer incluso los medios, locales mostraron fotos de “los dos Obamas”. Las caravanas que acompañan al presidente de Estados Unidos pueden llegar a tener 50 vehículos con carros de asalto incluidos, pero como si semejante seguridad no fuese suficiente, el diario The Australian informó el jueves que el equipo de Obama pidió demoler una rotonda para que la caravana que tiene que trasladarlo no tuviese que disminuir la velocidad en un tramo de su recorrido.
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