ECONOMíA • SUBNOTA › ENTREVISTA A LA SENADORA ORGANIZADORA DEL COLOQUIO
› Por Eduardo Febbro
Desde París
Marie-Noëlle Lienemann no suaviza sus palabras. Conocida por su manera franca de hablar y sus ideas para cortar las rutas de la evasión fiscal y secar el océano de opacidad financiera que rodea la fuga de capitales, la ex ministra y actual senadora de París no cesa de repetir: “Contra la evasión fiscal hacen falta actos y útiles que demuestren una determinación sin falla”. Organizadora del coloquio “¿Qué nueva etapa para luchar contra la evasión fiscal y regular la finanza?”, Marie-Noëlle Lienemann denunció en el Palacio de Luxemburgo “la porosidad” entre la política y el mundo bancario. En esta entrevista con Página/12, la senadora hace un retrato de los costos que padecen los Estados y sus ciudadanos por ese pozo sin fin que es la evaporación de las riquezas nacionales.
–Ha sido un encuentro diferente entre Francia y Argentina. Hay una convergencia y un mismo adversario, lo que, en general, no es común.
–Estoy muy feliz por este foro realizado en el Senado francés con la presencia de los representantes de las dos cámaras de la Argentina y de los servicios fiscales. Se trata de ver cómo podemos actuar juntos para evitar que los pueblos sean expoliados de miles de millones de dólares por una minoría, por los bancos, las multinacionales, que captan las riquezas y ponen de rodillas a los pueblos. Hace falta que, cada uno en nuestros países, encontremos soluciones y medios de actuar juntos, de forma concertada. Las conciencias internacionales tienen que agitarse. Si no hay una movilización ciudadana y política las instancias internacionales actuarán lentamente.
–Es sin embargo paradójico: Occidente controla el sistema financiero, los organismos de regulación, las tasas de intereses y, encima, sus bancos organizan la evasión fiscal.
–¡Evidentemente! Hay que darse cuenta de que la responsabilidad está, en primer lugar, en los países desarrollados. Le doy un ejemplo. En Francia se exige que los bancos informen dónde invierten su dinero, dónde lo colocan. Pero descubrimos que, en los paraísos fiscales, había más dinero de los bancos franceses invertido allí que en los países emergentes o de América latina. Nosotros estamos luchando para que se prohíban los paraísos fiscales.
–¿Acaso la fuga de capitales no es también un instrumento de presión política, una forma de casi golpe de Estado permanente?
–Desde luego que sí. La potencia de la finanza se ha convertido en una potencia política contra la cual los ciudadanos deben estar protegidos. En Francia, tenemos muchos dirigentes que provienen de los bancos privados, que entran en la administración y los gabinetes para luego regresar a los bancos privados. Debemos prohibir eso, como así también desenmascarar a todos aquellos que cometen fraudes a un alto nivel. La sanción debe ser penal.
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