“La batalla contra el dólar es una batalla de todos los argentinos”, dijo por la mañana el viceministro de Economía, Jorge Todesca. Al cierre de la jornada, hubo que contabilizar una nueva derrota. Ni las medidas que viene tomando el Banco Central ni las apelaciones al patriotismo del número dos del Palacio de Hacienda consiguieron ayer frenar la escalada del dólar, que tocó los 2,65, para finalizar en 2,60. “Las perspectivas son tan sombrías que todo el mundo se sienta sobre el dólar y nadie lo quiere largar”, explicó el comportamiento del mercado un cambista de la city, retratando lo que percibe del contacto directo con sus clientes. El salto de 2,47 a 2,60 aumentó el nerviosismo en el Gobierno, que para colmo recibió señales inquietantes de Estados Unidos, España, Brasil y el FMI (ver página 2).
“A los que compraron dólares a 2,50 les digo que desgraciadamente perdieron plata”, avisaba Eduardo Duhalde el 12 de marzo, día en que la cotización había trepado hasta esa marca. La advertencia dejó de tener sentido, aunque por ahora tampoco se puede decir que quienes compraron a aquel precio hayan ganado, porque la punta compradora cerró a 2,50. Pero si el Banco Central no hubiera intervenido para frenar la suba, la marcha de las operaciones hacía prever un cierre más alto del que se dio. La autoridad monetaria tuvo que salir con fuerza cuando algunas casas de cambio ya habían anotado en sus pizarras el precio de 2,65. El Central vendió 90 millones de dólares, ampliando el drenaje de divisas desde la devaluación a unos 1150 millones.
En su pulseada con los bancos para que dejen de comprar dólares, la entidad que preside Mario Blejer habría sufrido un nuevo revés. Según sospechan cerca del funcionario, algunos bancos siguieron comprando dólares activamente, con su consecuente impacto en el precio. Ante esa presunción, el Central resolvió exigir a los bancos que hoy informen sus tenencias en divisas desde noviembre de 2001 hasta la fecha, con datos precisos de los días 14 y 18 de marzo. “Las entidades financieras que registraron aumentos en su posición general de cambios” entre esos días “deberán abstenerse de operar en cambio”. La medida está en línea con la prohibición a los bancos de poseer más del 5 por ciento de su patrimonio en divisas. El pedido de ampliación de información es, justamente, para corroborar si las entidades están cumpliendo con esa normativa.
La pelea con los bancos para que dejen de comprar en un mercado donde hay poca oferta y crece la demanda es uno de los frentes que atiende el Gobierno. Otro es presionar a los exportadores para que liquiden divisas, y así descomprimir la tensión inyectando oferta. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, explicó que la apuesta del Ejecutivo es controlar el dólar con el superávit comercial. “Hemos analizado el flujo potencial de liquidación de divisas con exportadores y sólo las de agroalimentos podrían ser por 9000 millones de dólares”, señaló.
Sin embargo, en el corto plazo la demora de los exportadores para liquidar sus dólares y la corriente compradora de gran parte del dinero que sale del corralito, sumado a lo que tomarían los bancos, está haciendo subir el precio a niveles preocupantes. Blejer reconoció anteayer que si llega a 2,80 comenzará un proceso de hiperinflacionario. El Central seguirá hoy con su política de venta de Letras para dar otra opción a los inversores y frenar el traspaso a dólares. La licitación será por 50 millones de pesos, a once días. Frente al aumento de la cotización de ayer, Todesca sostuvo que si los argentinos fueran como los brasileños “en lugar de comprar dólares pondrían su dinero en la actividad económica, y eso se traduciría en una reactivación”. Claro que en Brasil no existe el corralito.