ECONOMíA
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Política de mano dura
Todos las cuestiones que se discuten por estos días en el Fondo apuntan a dotar al organismo de mayor poder para imponer condiciones a los países que soliciten su “auxilio”. Para muestra bastan dos temas:
- Como se debatió sin que prosperase en 1996/97, hay quienes dentro del organismo vuelven a fundamentar la necesidad de que el FMI posea “jurisdicción” en la liberación de la “cuenta de capital” de los países subdesarrollados. La idea es que el Fondo tenga la potestad de desarticular los controles de capitales en los “países periféricos”. El argumento es preservar la estabilidad de los países centrales. “Los países en la periferia del sistema financiero internacional ahora tienen el poder de afectar al centro. Con muchos países en la periferia manteniendo tipos de cambio fijos o administrados y controles de capitales, son necesarias reglas diferentes para los distintos miembros del FMI”, sostiene una de las conclusiones del seminario interno del organismo dedicado a discutir sobre “el futuro del Fondo”.
- Cuánta condicionalidad debe incluir el Fondo en sus programas, es otro de los aspectos que revisan en Washington. Una de las posiciones que más consenso suscita postula que el FMI debería ser más estricto en el monitoreo de las “condicionalidades” (metas fiscales y cualitativas) y “resistir los pedidos de waiver (dispensa)” por parte de los países “incumplidores”.
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