ECONOMíA
• SUBNOTA › LOS PROXIMOS PASOS DEL GOBIERNO
A ganar de local
› Por Mario Wainfeld
El Gobierno, con el Presidente a la cabeza, sigue decidido a que el canje de deuda se lance el próximo lunes 29, en Buenos Aires. Néstor Kirchner ratificó su irrevocable convicción ayer, en presencia del jefe de Gabinete Alberto Fernández, del ministro del Interior Aníbal Fernández y del diputado Jorge Argüello. La idea del Gobierno, asumida sobre tablas el viernes pasado en Costa Rica, es no ceder a las presiones que se atribuyen al Fondo Monetario Internacional (FMI) y contrarrestarlas con una fuerte aceptación de tenedores de bonos con domicilio en Argentina.
En la Rosada se pondera, con cierto optimismo y a ojímetro, que si el día D es el 29 se llegará a las fiestas de fin de año con un 30 y hasta 40 por ciento de aceptaciones que robustecerían la postura argentina. Según su ver, las AFJP y los acreedores institucionales le pondrán una rápida rúbrica al canje en pos de mostrar “al mundo” que el Gobierno no está solo. La voluntad es provocar entre acreedores privados el imitativo “efecto manada” (aceptar siguiendo la tendencia) en el que, aun en días borrascosos, siguen creyendo en Economía.
“El que no quiere sumarse se lo pierde”, dice que cita (quizá parafrasea) al Presidente un asistente a la reunión pretendiendo dar cuenta de su estado de ánimo, belicoso y decidido.
También es irrevocable la voluntad oficial de no menear más el tema de un empréstito de China tendiente a pagarle al FMI la deuda argentina, como preludio a una ruptura con el organismo de crédito. No es que la idea deje de atraer a Kirchner, comentan sus confidentes, pero está claro que, ahora, no están dadas las condiciones.
La Rosada espera que se resuelva pronto el tropiezo ocasionado en la SEC, Comisión de Valores de la Gran Manzana, tras la deserción del Banco de Nueva York, entidad que tenía a su cargo tramitar la colocación de los bonos. Si bien, como suele ocurrir en instancias de crisis, el Gobierno ha unificado personería, este tópico ha producido algunos reproches, alusivos a diferencias internas en el Gabinete, que se trajinan en voz muy baja. El ala política no se priva de señalar que la elección del susodicho banco (y una eventual falta de recaudos para garantizarse que cumpliera su cometido) fue resorte exclusivo del ministro de Economía, Roberto Lavagna, a quien le endosan alguna factura en tinta limón, para que no la lean terceras personas, periodistas incluidos.
Pero los reproches y los susurros no llegan más allá. Un incondicional del Presidente, que no del ministro de Economía, narra que la decisión de seguir avanti se conversó telefónicamente entre Kirchner y Lavagna. Y que éste, que había deslizado de entrada la posibilidad de diferir el lanzamiento del canje, tomó de volea el mandato presidencial. Tanto, que en menos de 40 minutos había redactado un comunicado en esa línea, que le hizo conocer a Kirchner y, previa aprobación, divulgó al toque.
Aunque las internas existen, el Gobierno cierra filas pues interpreta que está frente a una ofensiva feroz que aún no ha cesado. Las movidas de los acreedores italianos, de los banqueros neoyorquinos, de operadores financieros ABC1, imaginan, tendrán recidivas en la Argentina. “Hay jueces locales que están dispuestos a sacar fallos en amparos no ya a favor de pequeños acreedores argentinos sino de fondos buitres”, auguran o quizás informan, mientras se calzan los guantes y siguen trabajando contrarreloj para ganar de local a partir del 29.
Nadie lo dirá oficialmente hasta entonces, para no abrirse nuevos frentes, pero en el magín de Kirchner y Lavagna cobra cuerpo la posibilidad de volver a patear para adelante las negociaciones con el FMI que debían reanudarse en enero de 2005. Pero eso se tramitaría después de abrir el juego el lunes que viene, para que “hablen los mercados”, quienes porahora deberán hacerlo sólo en la peculiar versión del castellano que usamos los argentinos.
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