ECONOMíA
• SUBNOTA › MANDAR A HACER PIQUETES “ES UNA ABERRACION”
Aníbal quiere nuevos amigos
› Por Raúl Dellatorre
Pues entonces, ¿quién lo hizo? Como en el Gran Bonete, Aníbal Fernández, ministro del Interior, jugó al misterio sobre la identidad del responsable. Pero no se trataba de determinar, como en el juego de niños, quién escondía el objeto buscado, sino quién había enviado a los piqueteros a bloquear el acceso a las estaciones de servicio Shell. “Yo no los mandé, usted tampoco y el Presidente tampoco; entonces, ¿quién fue? Fustiguemos duramente al que los mandó y que sea sancionado, porque es una aberración”, le propuso el ministro al periodista condescendiente con la idea del castigo. El diálogo tuvo lugar ayer por la mañana, por Radio 10.
Desde hace una semana, el Gobierno está intentando despegarse de las marchas que en las primeras 24 horas posteriores al lanzamiento del boicot ocuparon los playones de venta de las estaciones de servicio de mayor concentración de ventas de la Capital. No es tanto por los incidentes que pudieran haber afectado la imagen de la campaña oficial, que no los hubo, sino porque detrás de la ofensiva de Néstor Kirchner contra Shell se desató un contraataque acusando al Gobierno de utilizar “fuerzas de choque” para su pulseada con las petroleras. La Federación Tierra y Vivienda, el Movimiento Barrios de Pie, el MTD Evita, Martín Fierro, Movimiento Resistir y Vencer, y el MP 20 fueron “contabilizados” por los medios del establishment como las fuerzas “reclutadas para responder al Gobierno”.
Los principales dirigentes de este sector no niegan su identificación con el Presidente de la Nación (más que con el Gobierno) y mantienen frecuentes reuniones con funcionarios de primer nivel, como el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli. Eso dio pie a que se diera como un hecho que este funcionario tuviera al tanto a dirigentes como Luis D’Elía, Jorge Ceballos o Emilio Pérsico de los dardos que iba a lanzar Kirchner contra la petrolera angloholandesa el jueves 10 de este mes, luego de que ésta aumentara sus precios en surtidor.
Pese a que el líder de la FTV ya mencionó que su movimiento actúa con autonomía y agenda propia, sin esperar instrucciones del Gobierno, Aníbal Fernández consideró necesario insistir en la prédica desvinculante de los “escraches”, e incluso cargó contra la eventual responsabilidad de algún funcionario y reclamó sanciones para quien hubiera incitado a las movilizaciones.
Aunque las movilizaciones masivas de las organizaciones sociales no pasaron de esas primeras dos jornadas (jueves 10 y viernes 11), el debate se mantuvo durante toda la semana pasada en los medios. Incluso, desde la fiscalía contravencional y de faltas partió una instrucción a la Policía Federal para que impida el bloqueo de las estaciones de servicio, pese a que no hubo quejas ni demandas de usuarios o estaciones por incidentes de ese tipo. De hecho, las propias agrupaciones piqueteras habían anunciado desde el sábado que cambiarían su actitud tratando de evitar encontronazos.
Pero la presión de ciertos medios pudo más. Ayer, Aníbal Fernández dio otro paso para alejarse de los piqueteros y buscar la complacencia del establishment. “El Estado va a hacer cumplir la ley”, dijo para tranquilidad de propietarios de surtidores, automovilistas y concesionarios de servicios que deban concurrir a futuras audiencias públicas. Recordando la vez en que una abogada defensora de consumidores arrojó agua sobre la cara de un empresario, el ministro garantizó que no se volverá a repetir “el bochorno de lo que ocurrió la última vez con el gas”.
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