Néstor Kirchner fue el primero en firmar el Protocolo de Adhesión de la República Bolivariana de Venezuela al Mercosur. Hugo Chávez fue el último, estampando la firma con mano izquierda. Antes había pasado por el estrado Lula da Silva, quien al ser saludado por sus pares se estrechó en un prolongado abrazo con Kirchner y Chávez, mientras Tabaré los miraba a dos metros casi ausente. Fue uno de los varios gestos de frialdad entre los mandatarios argentino y uruguayo, el cruce más esperado en esta Cumbre. Pero la frialdad fue superada cuando, después de que Kirchner hiciera su discurso, se abrazó con los otros mandatarios y también con Tabaré. El gesto fue muy aplaudido por los demás. A su vez, Tabaré Vázquez aludió afectuosamente en su discurso a la forma en que el pueblo argentino acogió en el exilio a cientos de miles de uruguayos. Fue casi al final del enfervorizado acto en el Teatro Teresa Carreño, de la ciudad de Caracas, donde los seis presidentes –incluido Evo Morales, invitado especialmente– hicieron gala de sus mejores dotes oratorias.

El Protocolo, de 12 artículos, establece las formas y los tiempos en que se operará la incorporación de Venezuela al Mercosur, al Tratado de Asunción y a los acuerdos posteriores. Para la vigencia del Arancel Externo Común y la Nomenclatura Común se le otorgó al nuevo integrante un plazo de cuatro años. A partir del 1° de enero de 2012, abrirá sus fronteras al ingreso de exportaciones de los cuatro socios, mientras que Argentina y Brasil harán lo propio con los productos venezolanos el primer día de 2010, y Paraguay y Uruguay desde enero de 2013.

El ingreso de Venezuela al Mercosur iluminó a varios de los oradores para reclamarobjetivos más pretenciosos que los puramente comerciales. Kirchner demandó “un nuevo concepto de soberanía ampliado” y consideró que el bloque hoy está preparado al haber alcanzado “una renovada conciencia política”.

En similar sentido apuntó Lula, al recordar que hace cuatro años, Brasil, Argentina y Paraguay estaban próximos a poner al frente del gobierno a sus actuales mandatarios. Tabaré vendría después. “Muy pocos creían entonces en la continuidad del Mercosur, muchos suponían que cada uno de nuestros países iban a privilegiar la relación con Estados Unidos o la Unión Europea. Quién iba a imaginar que hoy estaríamos acá”, dijo y desató el aplauso.

El Mercosur nació como un simple tratado de libre comercio, al amparo de las ideas neoliberales, recordaron todos los oradores, que reniegan de esas políticas impuestas desde el Norte. Nicanor Duarte Frutos, mandatario paraguayo, le puso palabras duras al mismo mensaje. “Si unos crecen y otros se estancan, si unos se industrializan y otros están condenados a vivir exclusivamente de su producción agrícola, nos están expropiando nuestra fuerza de trabajo, los valores de nuestra materia prima. Todos impugnamos esa regla fría del mercado. Entonces, no repitamos el mismo modelo en América del Sur si queremos que el Mercosur se fortalezca”, pronunció con pasión guaraní. “Necesitamos no sólo un Arancel Externo Común, necesitamos un proyecto común, un sentido común de la historia”, remató. Chávez, que repitió varias veces que no quería extenderse, suscribió lo planteado por los demás señalando: “Es el momento de revisar la estrategia, pensar en un proyecto de gran Nación”.

El ingreso de Venezuela, sin ninguna duda, le imprime una dinámica política distinta a la discusión. Por lo pronto, le quita el veto a ciertos temas tabú. La condena al imperialismo ya no es una consigna de nostálgicos, sino que adopta renovado contenido. Lula, que había sido el primer impulsor del ingreso de Venezuela al bloque, según reconoció Chávez, ayer volvió a asumir el rol. Dirigiéndose a Evo, al final de su intervención, dijo: “No está lejos el día en que estemos en La Paz para celebrar el ingreso de Bolivia al Mercosur”.