ECONOMíA • SUBNOTA › COMO ELEGIR
Los cálculos que se manejan en los despachos oficiales y privados.
› Por Maximiliano Montenegro
En la Anses y las Afjp ya están haciendo sus cálculos para determinar qué es lo que más conviene a los aportantes, actuales o futuros, del sistema previsional: ¿derivar sus aportes a una AFJP o al sistema de reparto? El “acuerdo tácito” entre el titular del organismo estatal, Sergio Massa, y los principales directivos de las AFJP es que una vez que se abra la libre opción, hacia mediados de abril hasta fin de año, habrá que “jugar limpio”, brindando toda la información necesaria para que el trabajador decida por el sistema que le garantice la mejor jubilación. Desde la Anses se enviaría una carta personal a cada uno de los casi 14 millones de trabajadores registrados (11,4 millones afiliados a AFJP y 2,6 millones al Estado) analizado su situación personal. En las AFJP por ahora prefieren manejarse con cautela, porque si buscaran “retener afiliados desesperadamente”, “con marketing y promotoras”, entonces no sería difícil para el Gobierno machacar sobre el desprestigio con que cargan las administradoras en los últimos años.
En despachos oficiales hay quienes creen que, con algo de información, de los 11 millones de afiliados a las AFJP, unos cinco millones podrían migrar al sistema de reparto. De ellos, 1,5 millón podrían ser aportantes regulares al sistema de capitalización y otros 3,5 millones irregulares. Vale recordar que de los 11,4 millones de afiliados a las AFJP, menos de cinco millones aportan regularmente, de acuerdo a los últimos datos de la Superintendencia de AFJP.
La opción por uno u otro sistema depende en buena medida de decisiones personales fundadas en el nivel salarial, la calidad del empleo, la edad, las perspectivas laborales, etc., etc. Sin embargo, según pudo chequear este diario, de fuentes privadas y oficiales, hay grandes grupos para los que –hay coincidencia– resultaría atractivo uno u otro sistema.
Así, asumiendo algunos supuestos elementales (una rentabilidad razonable en las cuentas de capitalización y que la certeza de pago del Estado y de las AFJP está interrelacionada) se barajan por estas horas las siguientes conclusiones:
Sería conveniente el sistema de reparto para:
- Salarios inferiores a 1500 pesos, sin una perspectiva de movilidad social. Ejemplo: un trabajador con un sueldo de 1000 pesos, después de 30 años podría jubilarse con un haber de 670 pesos en reparto, contra 595 pesos en una AFJP. (El cálculo supone una rentabilidad real en la cuenta de capitalización de 5 por ciento anual, un número aceptado por las AFJP.) En el Gobierno creen que el “salario de corte” podría estar un poco más arriba: en trabajadores con ingresos inferiores a los 2200 pesos.
El punto flaco del sistema de reparto es que en el cálculo del haber jubilatorio al cese no se actualiza: se confecciona a partir del promedio salarial de los últimos 10 años, con lo cual el primer y el último sueldo pesan lo mismo. En la convertibilidad, cuando casi no había inflación, eso no era problema, pero hoy representa una ostensible desventaja. Sin embargo, en el Gobierno admiten que “está en estudio” alguna fórmula de actualización.
- Hombres mayores de 55 años y mujeres mayores de 50 años. Siempre y cuando el trabajador no esté en una empresa que jerarquice la antigüedad y bonifique con pagos extraordinarios al final de la vida laboral.
- Aportantes irregulares, que bordean la informalidad: alternan trabajos en blanco y en negro de bajas remuneraciones. En el Estado, para jubilarse son necesarios 30 años de aportes. Sin embargo, con 10 años de aporte, el Estado garantiza la “jubilación por edad avanzada”, para mayores de 70 años. Además, considerando que hay todavía un 42 por ciento de trabajo en negro, se supone que el Estado siempre va a buscar brindar algún tipo de cobertura para los que no llegaron a completar sus aportes. De hecho, en la moratoria previsional abierta a fines de 2005 se inscribió cerca de un millón de personas. En cambio, en una AFJP, el afiliado cobra lo que acumuló en la cuenta al final de su vida laboral, pero si sus aportes fueron muy irregulares, ese haber será irrelevante. No es el caso de profesionales independientes, como un abogado, que tal vez no realiza aportes por un tiempo, pero luego puede hacer pagos extraordinarios a una AFJP y reforzar su futura jubilación.
En cambio, sería más conveniente el sistema de capitalización para:
- Jóvenes con buena perspectiva laboral. En general, profesionales que si bien inician su carrera con un sueldo bajo, pueden mejorar notablemente sus ingresos a lo largo de los años.
- Sueldos medios y altos. En las AFJP hablan de sueldos superiores a los 1400 o 1500 pesos. En el Gobierno sostienen que arriba de 2200. Igualmente, suponiendo que hubiera una “zona gris” entre uno y otro sistema, es indudable que para sueldos superiores a 3000 pesos, las AFJP ofrecen un mejor haber.
En los últimos días, circularon en distintos medios los cálculos actuariales elaborados por una consultora privada cercana a las AFJP, de los cuales se desprende que para “maximizar” la jubilación futura es recomendable arrancar en capitalización y traspasarse al Estado entre los 45 y 50 años. Sin embargo, esa hipótesis supone que el trabajador razona como un frío especulador financiero que, mirando rentabilidades, arbitra entre lo mejor de uno y otro sistema. En cambio, el análisis presentado más arriba, discutido por estas horas en despachos oficiales y privados, supone identificar “grupos” para los cuales uno y otro sistema ofrece en general mejores perspectivas.
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