EL MUNDO › MILES DE COLOMBIANOS MARCHARON PARA CONDENAR LAS MASACRES DE LOS PARAMILITARES
Miles de personas marcharon en Colombia y en veinte ciudades del mundo, incluyendo Argentina, para protestar en contra del terrorismo estatal y paraestatal en Colombia, donde hubo miles de desaparecidos.
› Por Katalina Vásquez Guzmán
Desde Medellín
Colgando del cuello de los vivos, los rostros de Jesús María Valle, Jaime Garzón, Héctor Abad Gómez y otros miles de colombianos asesinados por los paramilitares y el Estado, recorrieron las calles del país en la marcha en apoyo a las víctimas y contra los ultraderechistas “paras”, a la que asistieron cientos de miles de personas en 100 ciudades del mundo y las principales del país. “Hay millones de desplazados, desaparecidos y asesinados por agentes estatales. Sus víctimas se encuentran en una ausencia total de derechos y por ellos marchamos hoy”, dijo a Página/12 Iván Céspedes, organizador de la marcha.
La gente salió a las calles, también, para pedir que cese la violencia. Y para sumar una voz de protesta a la del pasado 4 de febrero, cuando el mundo se movilizó en contra de las Farc en el más grande evento convocado por Internet. Como no solo hay guerrillas en Colombia, sino autodefensas y ejércitos oficiales que también han dejando múltiples víctimas, organizaciones sociales decidieron convocar esta nueva marcha. “Un millón de voces contra las Auc (Autodefensas Unidas de Colombia)” fue el nombre inicial que recibió el evento. Ayer, las manifestaciones eran, sobre todo, de solidaridad con las víctimas de la guerra y los paramilitares, que empezaron un proceso de desmovilización en el gobierno del presidente Uribe. Hoy, sin embargo, las denuncias por la continua operación de autodefensas en el país son crecientes, así como por el apoyo del gobierno y sus fuerzas armadas en la conformación y propagación macabra a lo largo del país.
Se calcula que entre 1982 y 2005, los “paras” realizaron 3,500 masacres a civiles. Seis millones de hectáreas de tierra fueron robadas a los campesinos por estos guerreros, que se hicieron populares por usar tácticas de guerra como el descuartizamiento con motosierras y la desaparición forzada. Cada año, según el Movimiento de Víctimas (Movice), este ejército asesinó 600 personas, y llegó a controlar el 65% del parlamento colombiano, escándalo conocido como parapolítica por el que hoy están presos e investigados decenas de ellos.
Hombres y mujeres que sobreviven el horror de esas prácticas, fueron los que se vieron ayer por las calles de Colombia y 20 ciudades del mundo. Rostros y más rostros de muertos y desaparecidos pidiendo explicación. “No perdonamos, no olvidamos”, “Verdad, justicia y reparación”, decían los mensajes. “La marcha aporta a la visibilización de las víctimas, pero de todos los victimarios. Ya no es un señalamiento sesgado. Independiente del temor que genera señalar públicamente a los grupos armados, las esposas, hijos y amigos de desaparecidos y asesinados en esta guerra, salieron a la calle. Hubo una sensibilización pública”, declaró Jaime Bustamante, director del Programa de Atención a Víctimas, quien le contó a este diario que, en lo que va de la Ley de Justicia y Paz (la que reglamenta desmovilización de paramilitares y denuncias contra ellos desde 2006) la Fiscalía General de la Nación ha recibido 140 mil denuncias. “Son presentadas por ciudadanos que consideran que los actores armados que los desplazaron o asesinaron a sus queridos son paramilitares”, dice Bustamante.
La cifra alarma, pero no refleja los dramas que alentaron la marcha de marcha. Se habla de 15 mil hombres y mujeres desaparecidos en Colombia, de 4 millones de desplazados, y de 800 víctimas de crímenes de Estado. Aún hay miedo a denunciar, pues el conflicto y los actores armados siguen vigentes. Por eso la marcha de ayer, donde a diferencia de la del 4 de febrero predominaron los nombres y los rostros, tuvo un valor especial para los colombianos. “Salí a marchar porque los colombianos hemos tenido el corazón cojo y es hora de exigir al Estado que reconozca su responsabilidad en la guerra, en la creación de las autodefensas y en los homicidios a periodistas, defensores de los derechos humanos y líderes barriales”, dice Juan Miguel Villegas, habitante de Medellín.
Fabio González, estudiante de historia, reconoce en este tipo de prácticas una posibilidad escasa en el país para expresar el rechazo a los violentos. “Estamos cansados de la guerra. Pero con los paramilitares la situación es más grave, pues se dicen que están desmovilizados pero con escuadrones de la “Aguilas Negras” (comando que surgió el año pasado) siguen asesinando y controlando el territorio”, afirma el joven para quien la de ayer fue una marcha menos partidista y sensacionalista y más consciente. En su espalda, Fabio llevaba la fotografía de Héctor Daniel Useche, sindicalista de Nestlé asesinado en 1986 por miembros de las autodefensas, quienes ahora declaran sus crímenes, los que dicen recordar, en las llamadas “versiones libres”.
Desde abril de 2006 hasta febrero de 2008, los jefes paras han entregado información sobre 1074 fosas comunes donde dejaron enterradas sus víctimas. Las autoridades colombianos desenterraron 1275 cuerpos de allí, pero apenas 131 han sido entregados a sus familias. “Un espacio político abierto para familiares de esas víctimas, y de la de las guerrillas también, es lo que se consigue con eventos como la marcha, que fue exitosa y seguramente va a promover otras”, dijo Iván Cépeda, director del Movice, a este diario. El joven es hijo de un político de la Unión Patriótica (UP), exterminada por el Estado y los “paras” en la década pasada.
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