EL MUNDO
› PUTIN AMENAZO A GEORGIA CON LA GUERRA ANTIGUERRILLA
El macho de todas las Rusias
Por Rodrigo Fernández
Desde Moscú
Nunca antes las relaciones entre Georgia y Rusia habían estado tan tensas. La amenaza del presidente ruso, Vladimir Putin, de atacar el territorio georgiano para acabar con los separatistas chechenos ha puesto a ambos países al borde de la guerra. Moscú hizo llegar ayer, con explicaciones, el texto de las declaraciones hechas el día anterior por Putin tanto a la ONU como a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, con la clara intención de hacer ver a Tiflis que el ultimátum dado el miércoles va en serio.
Putin eligió el 11 de septiembre, el aniversario de los atentados de Nueva York, para lanzar sus amenazas contra Georgia. “Si los dirigentes de Georgia no adoptan medidas concretas para liquidar a los terroristas y de su territorio continúan las incursiones de los bandidos, entonces Rusia, actuando en estricta concordancia con el derecho internacional, dará los pasos necesarios para contrarrestar la amenaza terrorista”, señaló Putin. Al mismo tiempo, el líder ruso dio orden al Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas de que estudiara “la posibilidad y conveniencia” de atacar las ‘bases terroristas’ en Georgia. Tiflis respondió diciendo que si Rusia emprendía una acción militar unilateral ello equivaldría a una declaración de guerra. Pero el presidente Eduard Shevardnadze trató de minimizar las advertencias del Kremlin al declarar que no había “motivos par el pánico”. Shevardnadze calificó de “apresurada” la intervención de Putin y señaló que no creía que Rusia se decidiera a emprender “una aventura” en territorio georgiano, ya que si lo hacía sufriría “una derrota moral a ojos de todo el mundo”.
Sea como fuere, está claro que Rusia se ha cansado de ver cómo los separatistas tienen bases en el desfiladero del Pankisi, desde donde periódicamente realizan incursiones en Chechenia. Además, según el Kremlin, desde allí ingresan el dinero y las armas para los grupos guerrilleros que periódicamente atacan a los convoyes rusos y realizan actos de sabotaje en las ciudades haciendo explotar minas al paso de los vehículos militares. Putin ha decidido cesar los bombardeos anónimos, cuya autoría Rusia no reconocía por más que fuera evidente, y asumir la responsabilidad de los futuros ataques, que el Kremlin piensa que tiene derecho a lanzar, como lo hace Israel. El Kremlin ha discutido el problema de Georgia con EE.UU. y hay observadores que piensan que han llegado a un acuerdo: los rusos no hacen nada por impedir el ataque que los norteamericanos desean lanzar contra Irak y éstos, a cambio, miran hacia otro lado si Moscú finalmente se decide a realizar una operación militar en Pankisi. Pero, por otro lado, Georgia es un aliado militar de EE.UU.