Mar 25.03.2008

EL MUNDO  › ACTIVISTAS CRITICARON A CHINA POR LA CRISIS EN TíBET

La antorcha olímpica encendió los ánimos

› Por Ana Gabriela Rojas *

Desde Nueva Delhi

“La llama olímpica puede ser sagrada, pero son más sagrados los derechos humanos: boicoteamos la ceremonia de encendido de la antorcha para atraer la atención del mundo sobre la absoluta falta de libertades, entre ellas la de prensa, en China.” Así explicaba ayer por teléfono la portavoz de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF), desde su sede principal en París, Elsa Vidal, por qué su organización ensombreció la celebración en la histórica ciudad griega de Olimpia.

RSF admite que la represión en Tíbet y el apagón informativo sobre lo que pasa dentro de la región autónoma –de donde se ha expulsado a todos los periodistas internacionales– son parte de sus motivos para irrumpir de esa manera. Durante el discurso del representante chino de los Juegos, Lui Qi, tres activistas de la organización para la libertad de prensa, entre ellos su secretario general, Robert Ménard, salieron detrás de él portando una manta negra con los aros olímpicos formados por esposas y trataron de hacerse con el micrófono. El dispositivo de seguridad –compuesto por unos 1000 policías– logró tras breves instantes el control de la situación, mientras las cámaras de televisión apuntaban para otro lado, y llevó a los activistas a una comisaría a 80 kilómetros de Olimpia.

La ONG asegura que seguirá usando, siempre que sea posible, “todos los medios posibles para condenar las serias violaciones a las libertades básicas en China”, donde hay unos 100 periodistas y cíber disidentes prisioneros. Antes de que RSF se atribuyera el boicot, la agencia oficial china, Xinhua, se había apresurado a culpar al Dalai Lama. “La declaración política del monje de apoyar los Juegos Olímpicos de Pekín ha sido una mentira. Sus seguidores han boicoteado la antorcha y recurrido a la fuerza en Lhasa y en todas partes”, aseguró. A pesar del incidente y de que la ceremonia había comenzado una hora antes de lo previsto por riesgo de lluvia, todo continuó con normalidad. La actriz griega Maria Nafplitou, vestida como suma sacerdotisa, encendió la llama olímpica frente al templo de Hera y encendió el pebetero que portaba Alexandros Nikolaidis, medallista griego de plata en taekwondo en Atenas. Así, mediante relevos, el fuego recorrerá Grecia durante los siguientes seis días antes de ser entregada a los anfitriones de los Juegos Olímpicos.

China entonces llevará el fuego olímpico a su capital, Beijing, desde donde comenzará su viaje de los cinco siguientes meses por 20 países en los cinco continentes. Está previsto que de Beijing salga una segunda antorcha que cruce Tíbet y suba después a la cima del monte Everest, lo que ha desatado la rabia de los grupos pro tibetanos que lo consideran un insulto a la falta de derechos humanos y libertades en la región.

“China está asesinando tibetanos. No merece organizar los Juegos”, reclama el líder del movimiento de los Ex Prisioneros Políticos de Tíbet, Ngawang Woebar. Por este sentimiento, generalizado entre los exiliados de la región, y por algunas intenciones expresas de otros grupos pro tibetanos y pro derechos humanos de boicotear los Juegos en Beijing, China ha encendido las alarmas. Se mantiene la alerta en contra cualquier “alteración a la unidad nacional”: No quiere perder su oportunidad de mostrarse al mundo lo que considera sus avances como país.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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