EL MUNDO › EE.UU. EN IRAK
› Por Yolanda Monge *
Desde Washington
Pocos días después de que la guerra entrase en su sexto año, la cifra de militares estadounidenses muertos en Irak se elevó a 4000 después de que cuatro soldados falleciesen en Bagdad en un ataque terrorista. Un 40 por ciento de los militares muertos han perdido la vida en atentados causados por la detonación de artefactos explosivos (bombas artesanales conocidas como IED, Improvised Explosive Device) al paso de sus patrullas, ya sean a pie o motorizadas, según informa el sitio de Internet www.icasualties.org. Ayer, lunes 24 de marzo, día de fiesta en la Casa Blanca –cuando la tradición permite la entrada de cientos de niños al jardín presidencial para buscar los huevos de Pascua que han sido escondidos con anterioridad–, el presidente George Bush se mostró “triste” tras conocer la funesta cifra de muertes y asumió “toda la responsabilidad” por las decisiones tomadas respecto a la guerra, según informó su jefa de prensa. “Está apenado pero lamenta estas últimas muertes como ha lamentado todas las anteriores desde el principio de este conflicto”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino. Más polémicas fueron las palabras del vicepresidente, Dick Cheney, durante su gira por Medio Oriente. En Jerusalén, Cheney afirmó que la trágica cifra podría “tener un impacto psicológico, pero es una de esas tragedias que se producen en el mundo”.
El 97 por ciento de los 4000 soldados estadounidenses muertos en Irak fallecieron con posterioridad al 1º de mayo de 2003, cuando el presidente George W. Bush, vestido de piloto de combate y subido a bordo de un portaaviones norteamericano sobre aguas del golfo Pérsico, anunció el final de las “principales operaciones militares” en Irak, frente a una pancarta que aseguraba: “Misión cumplida”. El año más letal para el ejército de EE.UU. fue 2007, con 901 muertes, seguido del 2004 (849), 2005 (846) y 2006 (822), cifras que prueban que la violencia ha sido constante a lo largo de los años. Actualmente, el contingente norteamericano se eleva a 158.000 hombres. Unos 2000 soldados han comenzado este mes a abandonar el país, dentro del marco de la retirada anunciada, de aquí a julio, de cinco brigadas de combate.
Pero el calendario de retirada sigue siendo fuente de polémica en EE.UU. Y a pesar de que la guerra no es el principal tema de preocupación de los ciudadanos –lo es la economía–, el anuncio de tan simbólico número volverá a situar con probabilidad la guerra en los discursos de campaña de los contendientes a las elecciones presidenciales del próximo 4 de noviembre. La administración Bush, lejos de traer las tropas de vuelta a casa, incrementó a principios del año pasado en 30.000 los soldados enviados a Irak para el lanzamiento de un vasto plan para garantizar la seguridad en Bagdad.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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